Antes de la pandemia, Córdoba no es que gozara de una gran infraestructura de bibliotecas, un ejemplo de ello es la «gran promesa de los Jardines de la Agricultura» que se vuelve a retrasar por enésima vez hasta 2021. Hoy la situación es crítica, los espacios se han visto reducidos para respetar las exigentes medidas sanitarias, así como los horarios; las bibliotecas universitarias prohíben el paso a opositores y bachilleres siendo necesario el carnet de la UCO como si de un club elitista se tratase. El resto de las bibliotecas requieren de farragosas solicitudes online con las que más de una vez te quedarás fuera.

Parece que para las autoridades, vale más una cerveza que un libro. No olvidemos que muchos de los estudiantes que hacen uso de estas valiosas instalaciones no lo hacen por gusto, lo hacen porque es la única manera de concentrarse fuera de la algarabía y las discusiones del hogar, para muchos se convierte en un templo para el aprendizaje y debería respetarse como se respeta cualquier religión.