El gran edificio situado al final de los Jardines de Agricultura será la biblioteca principal de Córdoba cuando, en un tiempo futuro que tal vez llegará, se termine la obra, se dote de libros, discos, salas de lectura y medios digitales, y se abra al público. No puedo asegurar con certeza los años que llevamos esperando ese magno acontecimiento, pero visto el edificio desde el exterior, las personas que pasamos con frecuencia por la avenida de América pensábamos que no debía quedar mucho. Craso error. Por su periódico sabemos que las obras han estado paralizadas, y que ahora, cuando empiecen de nuevo, tardarán año y medio o dos años en estar terminadas. Eso, si no dependen de los fallidos Presupuestos Generales del Estado, pues no queremos ni pensar que no haya fondos suficientes previstos.

Eso, para una biblioteca. De la que no sabemos cómo funcionará ni qué servicios ofrecerá, porque de eso nadie habla. ¿Para qué? Un sitio privilegiado, agradable y cercano a las estaciones de trenes y autobuses, que además tiene un entorno en el que no existen bibliotecas y hay una población importante, sin contar todo el trasiego de estudiantes y viajeros que se dirigen a las estaciones citadas. Los retrasos de Córdoba son exasperantes, para todo, incluso para algo aparentemente tan sencillo como una biblioteca, que, una vez decidida la inversión, debería ser un coser y cantar en su ejecución. Pues esas tenemos. A esperar tocan. Y el que espera, desespera. Ya ni merece la pena exigir a las autoridades. Solo recordarles, ahora que hay elecciones de nuevo, que los cordobeses continuamos pendientes.