La Asociación Cultural Amigos de Ategua de Santa Cruz organiza el próximo 17 de febrero la decimocuarta edición de la ruta Córdoba-Ategua, con inicio en plaza Santa Teresa (Campo de la Verdad). Dicho así no parece sino una más de las concentraciones colectivas que cada año se vienen celebrando en nuestra ciudad. Pero no, esta ruta senderista no es una más. Y no es una más porque su origen tuvo como germen una respuesta reivindicativa surgida de la frustración de un pueblo, un pueblo humilde y cansado de exponer sus argumentos cargados con la razón, nada más hermosa que la de luchar por la subsistencia de su gente. Una protesta pacífica, sostenida, tenaz, ejemplar, casi milagrosa ante los escasos y precarios medios con que, cada año, emprende la asociación su organización. Es viejo y creciente y creo que a este paso irremediable el despoblamiento de los pequeños núcleos de habitantes, pero allá donde haya la posibilidad de acometer un proyecto inversor con la seguridad que ese proyecto sea tangible y patente para frenar esa inercia de huida de nuestra juventud, hay que luchar por ella y esa oportunidad es la puesta en valor del Yacimiento de Ategua. Según la responsable de Ategua, la doctora Dª María del Camino Fuertes, en su disertación en el Museo Arqueológico, parece que después de medio siglo la Junta de Andalucía está realizando estudios previos que permitirán ejecutar actuaciones contundentes para un inicio de trabajo visible. O sea, asentar un equipo de expertos, con el personal necesario, en lo alto de la loma y comenzar de una puñetera vez a excavar e investigar. Estimado lector, he aquí, por lo expuesto, por qué este evento es especial; a través de la calzada romana, horadada la campiña por los guerreros de César allá en el año 45 a.c., el próximo día 17 los leales participantes llevarán sobre sus hombros el arma irrenunciable de la esperanza, con el firme convencimiento que al final la Junta vaciará esa esperanza que porta nuestros hombros y hará que nuestra reivindicación se convierta en realidad. Quizás entonces, esta ruta llegaría a su fin. Ya toca llevar a cabo esta puesta en valor de un yacimiento que sorprenderá por su importancia. Es una irresponsabilidad tanta lentitud. La inversión en patrimonio es primordial desde dos vertientes: genera riqueza cultural y dinamiza económicamente el entorno que lo rodea. Ategua no puede dejar de ser por más tiempo un ejemplo más.