De pequeña, dada mi afición a la escritura y mi sueño de estudiar periodismo, tuve varias publicaciones por vuestra parte en este apartado. Os enviaba poesías, anécdotas... Aunque mi fuerte siempre fue hacer crítica de todo lo que me resultaba peligroso o en mal estado en la calle; desde badenes en carreteras hasta farolas y señales de tráfico pasando por límites de velocidad. Recordé con cariño esta etapa de mi vida, y hoy con 36 años os escribo para algo muy distinto y que jamás pensé, en mi juventud de sueños de redactora, poder escribir un día.

Soy mamá de una diosa de cinco meses, Candela, y de un hombrecito de cuatro años, Manuel. Ambos son mi vida, pero mi guerrero un poquito más. Shhh...

Manuel tiene un diagnóstico abierto de Asperger y con motivo de la celebración del Día Internacional de este síndrome, hoy, 18 de febrero, os ruego deis visibilidad a este síndrome invisible.

Uno de los motivos de mis líneas es poner voz a las familias que no llevamos a nuestros hijos a kárate o ballet, sino a terapia. Los llevamos a sesiones de logopeda, psicólogos o fisioterapeutas. Nunca imaginas que esto ocurre en el día a día, hasta que te toca a ti.

Necesito señalar la importancia de la inclusión educativa para que pueda existir la inclusión social. No es solo colocar a un niño con necesidad especial en medio de un aula ordinaria, se necesita reorganizar la programación y la estructura de las clases para que todos sus alumnos brillen, para que todos tengan cosas que aprender y ofrecer. Para que nadie se sienta diferente por decir lo que piensa o por emocionarse si oye una canción o por sentir la necesidad de taparse los oídos cuando suena el timbre del recreo. Hay que educar hasta el final, saliendo de lo establecido en los libros. Educar con el corazón para llegar al alma.

El gran recurso que contamos las familias con necesidades especiales es la atención temprana.

Pasamos varias entrevistas, varias valoraciones, citas en genética, neurólogos.... Y entre tanto miedo, incertidumbre y desesperación, llegamos ser ellos. Este es otro motivo de estas líneas, sin duda alguna agradecer la ayuda que recibimos, en mi caso, por parte del equipo de atención temprana de San Juan de Dios Córdoba.

Manuel lleva tres años luchando, dejándose la piel... Él, los profesionales, los padres... y, por suerte, avanzando.

De corazón mi más sincero y humilde homenaje a ellos. Laura Casares, directora de esta unidad, es un ser de luz. Ella y su gran equipo de ángeles (logopedas, fisios, psicólogos) que son pura dedicación y vocación y que tratan a nuestros niños como si fueran su familia. Solo puedo decir gracias, gracias infinitas por tratarnos siempre tan bien.

18 de febrero, Día Internacional del síndrome Asperger. Te hago visible, por una inclusión real en la vida.