Los asistentes al desfile del 12-O aplaudieron sin cesar a nuestros Reyes, a nuestra monarquía. Y este gesto me llevó a una reflexión personal. Nadie puede negar que Don Juan Carlos I fue determinante en el proceso político que permitió el desmonte de las viejas estructuras del franquismo y la instauración de una democracia moderna y constitucional, que es la que existe hoy. Y los españoles somos conscientes de las ventajas prácticas que representó en la transición la monarquía como así consta en la Constitución de 1978. No podemos olvidar que gracias a la monarquía España hizo un cambio gradual, pacífica y ejemplar, de una dictadura (inferior a la de Cuba y otras más) a una democracia solida, a pesar de sus imperfecciones. Nuestra monarquía (tomen nota los radicales de izquierda) es la mejor embajadora de España, conseguidora de inversiones extranjeras. Nuestra monarquía está cumpliendo su papel dentro de nuestra historia, comprometida con los tiempos actuales, con los valores de la ciudadanía y de la democracia, dando estabilidad institucional. Todavía quedan los nostálgicos de la pasada y nefasta república, cuyos voceros mas radicales los tenemos muy presente. Dios guarde nuestra monarquía por muchos años.