El pasado sábado, por fin, pudimos disfrutar de un buen rato en el estadio del Arcángel. Necesitados estábamos de una victoria y de verdad que lo disfrutamos. Y, sin embargo, alguien estaba triste, muy triste, muy solo, pensativo, apesadumbrado diría yo. ¿Quién? El presidente.

Todos sabemos la cantidad de problemas que tiene dirigir un equipo de fútbol y este club por su reciente historial más. Pero por favor disfrute con nosotros este momento; si algo bueno tiene estar abajo, es que cualquier movimiento es para arriba. No se amilane, no se venga abajo, dé lo mejor de sí para sacarnos de ahí y si no pudiese, diga: el que da lo que tiene, no se le puede pedir más. Muchos cordobeses estamos pendientes de usted. No se nos venga abajo. ¡Ánimo, presidente!