Tantos ecos del pasado arrullados en tu sentimiento, tantas miradas duermen en tus lágrimas, que alivian los pesares del espíritu, Señora de las Angustias, alma de San Agustín. Córdoba tierra señera, cielo de azahar, en tus manos esencia de primavera. Cantado Arcángel a la sombra del limonero, Rosario con aroma a especias, celosía de blonda y nácar. Versos que cantan al Oriente, de la perla de Occidente. Volviste a tus raíces, como el agua de lluvia es llamada por el gran río, como las enseñanzas del hijo que resucita tras la Pasión.