Como todo en la vida, también hay verdaderos y falsos amores de padres. Verdadero es aquel que procura la mejor formación para sus hijos sin concederles caprichos innecesarios a la vez de enseñarles el correcto uso de la libertad; en cambio hay padres que llevados de un falso amor, les conceden (sin oponerse) toda clase de gustos y caprichos a los hijos aunque sean dañinos para su conducta. He sabido que en un campamento de la semana blanca para niños de diez años, un día por la noche uno de ellos sacó un móvil y, pinchando en internet, estuvieron viendo pornografía; el padre de este chico cometió una grave irresponsabilidad y con ello un gran daño moral a su hijo y a los otros niños. ¿Explicaría esto los acosos y violaciones cometidas por adolescentes? Porque en esos vídeos que tanto daño hacen, tampoco se aconseja respetar a las mujeres.