A día de hoy, 1.573 empresas se han ido de Cataluña. Y sumando. La inestabilidad política que vive esta región, como consecuencia de las quimeras de los independentistas, está haciendo que la comunidad más próspera de España esté a solo un paso de la quiebra. Literalmente. No ya por las empresas que se van --y por el paro que ello conlleva--, sino por las inversiones que han decidido dar marcha atrás justo cuando iban a cruzar nuestras puertas. El último «gran éxito» de los secesionistas lo acabamos ver materializado en el voto en contra que le han dado muchos países europeos a la candidatura de Barcelona, ciudad que aspiraba albergar la sede de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA). De poco o nada han servido las gestiones diplomáticas al más alto nivel para ganar votos. Se han movilizado desde el rey Felipe VI, al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y los ministros de Exteriores, Alfonso Dastis, y de Economía, Luis de Guindos. Sin embargo, aunque la capacidad de influencia que hemos usado ha sido grande, el miedo que ha mostrado la UE a que la sede del Medicamento pueda estar en Barcelona ha sido aún mayor. El 21-D elecciones en Cataluña. Tomen nota de lo ocurrido. Todo puede ir a peor.