La irrupción del Córdoba femenino no ha sido flor de un día ni tampoco un proyecto efímero, puesto que más allá del rendimiento del primer equipo, que ocupa la tercera posición en Segunda femenina, también cuenta con una serie de equipos de base que presentan un futuro prometedor tanto para el club como para el fútbol femenino cordobés en los próximos años. Eso es lo que se respira en torno a los equipos infantil, alevín y benjamín del Córdoba femenino, que en esta primera temporada están compitiendo contra equipos masculinos».

«Siempre tenemos muchas ganas de entrenar y jugar cada partido, de hecho mis compañeros de clase me felicitan por ello», afirman Loli y Lucía, futbolistas del equipo benjamín.

Las jugadoras de estos conjuntos demuestran una gran capacidad de trabajo y sacrificio cada fin de semana. «Ha decidido venir a jugar pese a que ha estado toda la noche anterior con 39 de fiebre», asegura Gregorio Almendros, padre de la guardameta del equipo alevín, Inma Almendros.

Estas jóvenes futbolistas no solo compiten contra niños, sino también contra sí mismas. «Aunque hayamos ganado, nos ha costado mucho trabajo jugar contra ellas», apunta Curro, jugador benjamín del Granadal que ya sabe lo que es jugar contra un equipo femenino.

A diferencia de la categoría cadete, no existen ligas femeninas en infantiles, alevines y benjamines, por lo que la decisión de que estos equipos compitan contra los de su sexo opuesto conlleva un riesgo importante, pero también despierta la máxima ilusión de unas jugadoras que demuestran sus capacidades para jugar a fútbol. Un disfrute que también implica, directamente, un esfuerzo extra de padres y otros familiares para que las jugadoras puedan disfrutar. «Hacemos un esfuerzo importante para traer a nuestras hijas a entrenar, y cuando no pueden los padres por trabajo, lo hacen los abuelos», comenta Ángel Rodríguez mientras ve una jugada de su hija, África Rodríguez. Unos padres que ven ese sacrificio recompensado con la sonrisa de sus hijas, pese a sufrir una derrota. «Lo paso mal cuando veo que a mi hija le hacen una entrada, pero ella está disfrutando de un deporte que le gusta desde pequeña», asegura Conchi Cabrera, madre de Alba Alcolea.

Tanto dentro como fuera del equipo, las sensaciones de estos primeros meses están siendo positivas. «Cuando las jugadoras empiecen a conjuntarse, tendremos un campeonato muy divertido, pero por encima de todo queremos que nuestras jugadoras lo pasen bien», señalan Rafael García y Antonio Jesús Castro, técnico y delegado del Córdoba femenino benjamín. Esa es la expectativa que también tiene Óscar Carel, entrenador del Granadal benjamín, que «augura que este proyecto será potente en los próximos años y estos equipos femeninos tienen un trato del balón exquisito».

Tal es la expectación que está generando este proyecto que incluso la colegiada Marta Valverde llegó a mostrar su admiración, en este caso a las jugadoras del alevín, al término de un partido y les comentó que le habría gustado estar en un equipo completo de niñas en su etapa como jugadora.

En definitiva, los resultados pueden ser buenos o menos positivos, pero no cabe duda de que este reto que al principio resulta resulta mayúsculo puede dar sus frutos. El tiempo dirá.