Este frenesí de la diplomacia norcoreana compensa años de asueto. Kim Jong-un se reunió el martes con su homólogo chino Xi Jinping, verá en abril al presidente surcoreano, Moon Jae-in, se fotografiará en abril con el líder estadounidense, Donald Trump, y los analistas ya sugieren Moscú como parada próxima. El pequeño y empobrecido país confirma su dominio de la estrategia: bastó que su dictador mencionara meses atrás el diálogo para que los líderes globales le hicieran hueco en su agenda. Una fotografía publicada en la prensa oficial china ha resuelto un presunto misterio. Aparecen Xi y Kim con sus respectivas esposas, Peng Liyuan y Ri Sol Ju, antes del banquete oficial. La huidiza personalidad que había llegado a Pekín el día anterior era el líder norcoreano. Es el primer viaje al exterior de Kim Jong-un desde que sucediera a su padre en 2011.

La visita fue desvelada cuando ya había regresado a Pyonyang y calificada como «no oficial». Kim se comprometió a la desnuclearización de la península e informó a Pekín de su febril actividad diplomática, según la agencia oficial china Xinhua. El presidente chino aceptó «con placer» la invitación de visitar Pyongyang, según la agencia norcoreana KCNA. Ambas mencionaron el clima de entendimiento, el diálogo constructivo y otros lugares comunes. La visita de Kim corrige el rumbo de dos países que Mao había definido como «tan cercanos como los labios a los dientes». China envió un millón de soldados a la guerra de Corea (1950-1953) para socorrer a los hermanos comunistas y perdió a 100.000, un hijo del Gran Timonel entre ellos.

La carrera armamentística de Corea de Norte y sus crecientes desmanes la separaron de Pekín, pero se apreciaba un esfuerzo por guardar las apariencias.

Kim Jong-il, padre del dictador, se dejaba convencer de vez en cuando por China para acudir a las conversaciones internacionales para el desarme y la avisaba cortesmente antes de cualquier lanzamiento de misiles o ensayo nuclear. También viajó al menos dos veces a Pekín y en una de ellas se le cerró un barrio entero para caminar sin estorbos.

La llegada al poder de Xi y Kim Jong-un arruinó lo que quedaba. Es sabido el desprecio de Xi por Kim Jong-un, al que no había concedido audiencia hasta ahora a pesar de haberse reunido con una cincuentena de líderes. Pyonyang ha purgado a todos los altos cargos prochinos y ha dejado de advertirla de sus lanzamientos: ahora los programa para torpedear sus magnos eventos. Las prensas oficiales han multiplicado las amenazas y desprecios desde que China secundara las sanciones a la ONU.

BENEFICIOS MUTUOS / Corea del Norte afrontará más confiada la cumbre con Washington. Es más que probable su preocupación después de que Trump destituyera al pactista Rex Tillerson y nombrara consejero de Seguridad al halcón John Bolton. Y en ese contexto tan árido, más vale tener a China al lado. A Pekín, por su parte, le desvelaba perder influencia con Pyonyang si las negociaciones con Estados Unidos funcionaban.

También reclama con justicia su lugar en la foto de la solución del conflicto más mediático del momento y cuyos focos se estaban repartiendo otros. China, junto con Corea del Sur, ha sido una tenaz defensora del diálogo, ha propuesto pactos y atajado los ímpetus belicistas de Corea del Norte y Estados Unidos.

El gremio de norcoreólogos detectó el lunes mucha seguridad en la frontera y abundantes retrasos en los trenes chinos del noreste. Los rumores se dispararon en Pekín cuando un tren blindado llegó a la estación central y una comitiva numerosa fue introducida en limusinas para cruzar a toda prisa la ciudad. Las calles fueron cortadas y numerosas patrullas policiales la escoltaron hasta la mansión Diaoyutai, lugar habitual de líderes internacionales.

También se acentuó la presencia policial en la plaza de Tiananmen y otros lugares sensibles. Kim Jong-il utilizaba su tren blindado personal para sus raros viajes a Moscú y Pekín. Los internautas que buscaron respuesta encontraron censurados los términos «Kim Jong-un», «Corea del Norte» y «Gordito el Tercero», el apelativo más común en China para el dictador. La foto del miércoles confirmó lo que todo el mundo intuía.