Más que esperanza para distensionar la complicada relación con Rusia, la cumbre bilateral de hoy en Helsinki entre los presidentes de EEUU, Donald Trump, y Rusia, Vladímir Putin, genera sobre todo ansiedad entre los aliados de Washington.

Trump llega a Finlandia tras otro accidentado encuentro multilateral con los mandatarios europeos, en esta ocasión la cumbre de la OTAN, donde arremetió contra Alemania por desarrollar proyectos gasísticos con Rusia y a la vez buscar el paraguas defensivo de la Alianza Atlántica. Hasta tal punto preocuparon las palabras del presidente de EEUU que muchos de los académicos reunidos en Bruselas en una reunión paralela evocaron la posibilidad de que éste estuviera haciendo «la pinza» sobre la cancillera Angela Merkel junto con su homólogo ruso. «Lo hemos debatido. Merkel es la campeona de los valores liberales», recuerda a este diario Nicolas de Pedro, investigador principal del CIDOB, valores que parecen despreciar tanto el ruso como el estadounidense.

Los prolegómenos de la cita de Helsinki han sido prolíficos en cuanto al intercambio de frases laudatorias entre ambos mandatarios. «Él no es mi enemigo ¿Es un amigo? No, no lo conozco suficientemente bien, pero las dos veces que nos reunimos nos llevamos muy bien», dijo durante una conferencia de prensa en Bruselas, sin descartar que dicha camaradería pueda prosperar «en el futuro». Por la parte rusa, el consejero del Kremlin, Yuri Ushakov, también dedicó al neoyorquino palabras amables, aunque algo más templadas. «Consideramos a Trump como nuestro socio con el que podemos negociar», enfatizó.

La simple celebración de una cumbre bilateral mientras en Washington está abierta una investigación dirigida por Robert Mueller para determinar precisamente si el Estado ruso se coordinó con Trump para ayudarle a vencer a su oponente Hillary Clinton en las presidenciales del 2016 constituye todo un éxito para Moscú, valoran los observadores. «Hablarán de igual a igual, y Putin verá realzado su perfil internacional», constata de Pedro.

Ambos dirigentes se han reunido en dos ocasiones anteriores en foros multilaterales, sin lograr disipar las sospechas que se ciernen sobre sus relaciones. Concretamente, en la cumbre del G-20 en Hamburgo, Putin y Trump mantuvieron un segundo encuentro de una hora al margen del oficial. La Casa Blanca no informó de esta segunda conversación hasta que ésta se filtró a la prensa mediante otras fuentes.

Hay otros temas sobre la mesa: La reciente acusación contra 12 agentes del GRU (servicio secreto ruso) por interferencia en las presidenciales estadounidenses y las recientes palabras de Trump que atisbaban un posible reconocimiento de la anexión de Crimea, que provocaron la inquietud de Ucrania.

La cumbre de Helsinki certificará otro éxito de la alianza formada por Rusia y el régimen de Bashar el Asad en Siria. Tropas gubernamentales avanzan en Deraa, bajo control de los rebeldes entrenados por EEUU, después de que Washington les informara de que no debían esperar «ninguna ayuda». Poco antes, había dicho lo contrario.