«A medida que se acercaba el final de la campaña, Trump estaba contento. A fin de cuentas, su objetivo nunca había sido ganar. ‘Puedo ser el hombre más famoso del mundo’, le dijo a su ayudante, Sam Nunberg, al principio de la campaña. Trump se auguraba un gran futuro. Saldría de la campaña con una marca todavía más reconocida e infinitas oportunidades. En la noche electoral, poco antes de las 20.00 horas, cuando parecía confirmarse la inesperada posibilidad de que Trump venciera, Don Jr. le dijo a un amigo que su padre, o DJT, como le llamaba, parecía como si hubiera visto a un fantasma. Melania lloraba con lágrimas que no eran de alegría».