Con el objetivo de driblar las sanciones económicas, el Gobierno venezolano anunció ayer el inminente traslado a Moscú de la sede europea de Petróleos de Venezuela (PDVSA), sita hasta ahora en Lisboa. «Europa no da garantías a nuestros activos», dijo la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, durante su visita de ayer a la capital rusa, donde se entrevistó con el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.

El viaje de Rodríguez a Moscú ha sido una exhibición de la sintonía del Kremlin con su aliado caribeño. Caracas aspira a ampliar su cooperación con su aliado ruso, que, por su parte, da señales de disponibilidad para seguir echando nuevos salvavidas a Maduro.

Rodríguez explicó que la medida de trasladar su sede europea se adopta después de que el Banco de Inglaterra no quisiera entregar sus reservas de oro. Están violando «sus propias leyes capitalistas», acusó. Todas las sanciones y presiones económicas a las que está siendo sometido su Gobierno son «un robo a mano armada».

La número dos del Gobierno de Maduro defendió ampliar la cooperación con la parte rusa, en especial en el negocio petrolero, con la colaboración de las grandes empresas rusas del sector, Rosneft y Gazprom. «Vamos a hacer las inversiones industriales para producir todo en nuestro país con la ayuda de Rusia», dijo Rodríguez.

A su lado encontró a un jefe de la diplomacia rusa dispuesto a seguir apoyando a Caracas. Según el responsable ruso, el primer cargamento con medicinas hacia Venezuela había sido enviado ya y se está examinando una «lista suplementaria de medicamentos», que había sido elaborada por las autoridades venezolanas.