Grupos de ecologistas han salido este viernes a festejar en Venecia la renuncia de las compañías de megacruceros a navegar este año por la laguna, mientras los trabajadores del puerto protestaron por la falta de trabajo y la reducción del turismo.

La victoria del movimiento ecologista contra el turismo masivo y los grandes cruceros es temporal debido a las medidas y los desafíos logísticos que ha impuesto la pandemia de coronavirus. Las mayores líneas de cruceros, MSC Crociere y Costa Crociere, anunciaron esta semana que reanudarán sus operaciones por el Mediterráneo después de varios meses parados debido a la pandemia y que por el momento han excluido Venecia.

Este viernes el comité "No Grandi Navi" (No a las Grandes Naves) evaluará la situación, que considera un paso importante para su batalla, iniciada hace 8 años. La navegación de esos mastodontes por los canales de una de las ciudades más famosas y frágiles del mundo, considerada patrimonio universal por la Unesco, ha generado mucha controversia por los daños que puede causar a su magnífico patrimonio.

El año pasado, uno de estos buques perdió el control durante una tormenta y casi se estampó contra una cafetería en el puerto. La Unesco les dio entonces un año a las autoridades locales para que vetaran los cruceros por la ciudad.

EROSIÓN DE LOS CIMIENTOS

"Esta no es la victoria final. Pero es un paso importante y creemos que abre una nueva fase para las negociaciones", aseguró a la AFP Marta Sottoriva, miembro del comité "No Grandi Navi". Los ecologistas acusan a los cruceros de contribuir a la erosión de los cimientos de la ciudad, que se inunda con regularidad.

El puerto de Venecia es también un importante motor económico para la ciudad y garantiza la llegada de hordas de excursionistas, cerca de 30 millones al año, según algunas estimaciones.

El coronavirus, pese a la tragedia que ha representado para el país, demostró que Venecia puede ser un lugar más vivible y que la ciudad tiene un futuro que no dependa del turismo, explicó Sottoriva. El grupo estima que la crisis desatada por el virus abre la puerta a un nuevo modelo de desarrollo, más equilibrado para la ciudad, pero para ello se requiere voluntad política.

PROTESTA EN EL PUERTO

Las autoridades de la ciudad deben hacer frente también al problema social, debido a que los trabajadores portuarios no trabajan desde marzo. El lunes organizaron una protesta en el muelle marítimo, que generalmente alberga a los 30 operadores de cruceros, con pancartas en las que denunciaban las condiciones de al menos cuatro millones de trabajadores, desde los encargados del equipaje hasta remolcadores y empleados de hoteles.

"Poner en tela de juicio a los cruceros en Venecia no es sólo una cuestión ambiental o de imagen. Aquí se juega con el futuro de miles de trabajadores y sus familias", advirtieron en un comunicado, según informó el portal de noticias Venetoeconomia.it.

Tanto los ecologistas como los trabajadores critican el "silencio de los políticos" y la falta de ideas para hacer frente al problema de cómo evitar que las naves pasen frente a la célebre plaza de San Marcos.