No hay ningún jefe de Estado y de Gobierno en la Unión Europea que no apueste por cerrar un divorcio amistoso con el Reino Unido, incluida Theresa May. Pese al impasse que viven las negociaciones del brexit, enrrocadas en la búsqueda de una solución para la frontera entre Irlanda e Irlanda del norte, la primera ministra británica trasladó ayer a los 27 líderes de la UE su compromiso con el acuerdo y un mensaje de que todavía es posible lograr un pacto «en los próximos días o semanas» aunque no presentó las nuevas y creativas propuestas que le solicitó el martes el presidente de la UE, Donald Tusk.

Frente al pesimismo instalado desde el domingo por el fallido intento de los negociadores, la dirigente británica optó por poner el acento en los «buenos progresos» cosechados desde la cumbre de Salzburgo, que terminó en fiasco y con la prensa británica calificando de humillación el rechazo a las propuestas británicas. «Hemos resuelto casi todas las cuestiones en el acuerdo de salida pero todavía está la cuestión de la solución para Irlanda del norte. Trabajando intensamente y estrechamente podemos lograr ese acuerdo. Creo que un acuerdo es posible y ahora es el momento de conseguirlo», explicó minutos después de su primer encuentro bilateral de la jornada con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker y poco antes de encontrarse en bilateral también con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y con su homólogo irlandés, Leo Varadkar.

Este mismo mensaje trasladó posteriormente May a los líderes europeos, durante una breve intervención de 15 minutos en la que se mostró dispuesta a examinar la posibilidad de extender el período transitorio de 21 meses que estará en vigor entre la fecha de salida -29 de marzo del 2019- y el 31 de diciembre del 2020. A seis meses de la fecha del divorcio, el problema radica en que ni Londres ni Bruselas han conseguido encontrar la fórmula técnica y política que evite la reinstauración de una frontera física entre Irlanda e Irlanda del norte y el regreso de los controles fronterizos y aduaneros en la isla que puede poner en riesgo la pervivencia de los Acuerdos de paz de Viernes Santo.

Ninguna de las «creativas» propuestas planteadas por el negociador jefe de la UE, Michel Barnier, ha conseguido superar el filtro del Gobierno británico. Aunque los líderes de los 27 están dispuestos a dar tiempo y margen a la negociación, tal y como volvió a pedir ayer Barnier, la impaciencia empieza a cobrar fuerza entre los mandatarios europeos.

«Tengo un mensaje doble: de confianza y de urgencia. Confianza porque ha habido progresos y vemos la voluntad colectiva de avanzar pero todavía no lo hemos logrado y es ahora cuando hay que decidir. Es urgente encontrar un acuerdo sobre el Tratado de salida que es indispensable. Es la etapa para los próximos días y semanas», avisó el presidente francés, Emmanuel Macron, que considera crucial acelerar las negociaciones y que May exponga con claridad de una vez por todas sus límites. «Debe decirnos qué es lo que puede aceptar teniendo en cuenta sus equilibrios políticos», avisó.

La cumbre del brexit de ayer también empezó a hablar sobre los planes de contingencia que prepara la Comisión Europea en caso de que las negociaciones naufraguen. «Los preparativos están ahí no como juego táctico para meter presión sino simplemente porque para todos los actores afectados por este riesgo la cuenta atrás ha comenzado», sostienen fuentes diplomáticas europeas.

Pese al ultimátum dado en la cumbre de Salzburgo, los líderes europeos están dispuestos a concederle a May el margen de tiempo que necesita para evitar un escenario de caos. «No estoy preocupada. Todavía hay tiempo. Hay tiempo para el drama», dijo la presidenta lituana Dalia Gribauskaite. El luxemburgués Xavier Bettel que se definió como un «optimista permanente» que nunca se rinde. Pero «necesitamos encontrar algo porque el 29 de marzo de 2019 será el último día de Reino Unido en nuestra familia», recordó. Bettel está preparado para regresar en noviembre a Bruselas si hiciera falta pero solo si hay visos de acuerdo. «Estoy dispuesto a venir las veces que haga falta para encontrar una solución pero no estoy aquí para comentar y tomar un café. Todos tenemos que movernos juntos. No solo debe haber esfuerzos de una parte», ha recordado sin mencionar a Londres. Con el mismo cauteloso optimismo se ha pronunciado su homólogo holandés, Mark Rutte. «Soy optimista con cautela de que en las próximas semanas Barnier y el equipo negociador británico conseguirán concluirlo», indicó.