Las visitas a Washington la semana pasada del presidente francés, Emmanuel Macron, y de la cancillera alemana, Angela Merkel, no han permitido despejar la incertidumbre. A horas de que expire el período de gracia -este 1 de mayo- concedido por la Administración estadounidense, la Unión Europea sigue sin saber si el presidente Donald Trump tasará desde este martes las importaciones europeas de acero y aluminio, con un arancel del 25 y 10% respectivamente, o prolongará la exención.

La Comisión Europea sigue haciendo gestiones a todos los niveles para evitar un desenlace que desate una guerra comercial pero de momento sin novedades. "Lo único que puedo decir es que somos pacientes pero estamos preparados", ha recordado el portavoz de Jean-Claude Juncker que ha eludido entrar a especular, prejuzgar o anticipar cualquier posible resultado.

El Ejecutivo comunitario, responsable de negociar la política comercial europea en nombre de los 28 estados miembros, presentó a mediados de marzo una lista de productos estadounidenses a los que aplicará aranceles para reequilibrar la situación en caso de que Estados Unidos decida encarecer el acceso al mercado estadounidense del acero y el aluminio.

Mensaje de Tajani

También el presidente de la Eurocámara, Antonio Tajani, sigue con preocupación este asunto y espera que Trump descarte de una vez por todas la aplicación de esta medida a la UE. "Cualquier otra decisión perjudicaría a ambas partes y no dejaría otra opción que adoptar medidas de equilibrio", ha insistido en un mensaje escrito en las redes sociales. El italiano ha vuelto a recordar que Europa no es el problema y que la UE es un aliado natural de Estados Unidos en la promoción de un comercio abierto y basado en reglas.

La comisaria de comercio, Cecilia Malmström, tiene previsto hablar esta tarde con su homólogo estadounidense, el secretario de Estado de Comercio, Wilbur Ross, quien este sábado sugería la posibilidad de extender la exención entre algunos aliados pero sin definir el nombre de esos países agraciados. Estados Unidos pretende a cambio de la exención imponer cuotas y otras concesiones para su sector automovilístico, unas condiciones que hasta ahora solo Corea del Sur ha aceptado.