¿Se conocen? ¿Han hablado? ¿Son amigos? A lo largo de los últimos meses todas las declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump sobre su relación con su homólogo ruso Vladímir Putin han sido contradictorias. Más allá de las suposiciones y de las tensas relaciones, ambos mandatarios han aprovechado este viernes su reunión bilateral en el marco de la cumbre del G 20 para mostrar una mayor sintonía y acordar una tregua en el sur-oeste de Siria para este próximo domingo. La reunión, que inicialmente estaba previsto que durara 40 minutos, ha durado dos horas y 16 minutos, un hecho que se interpreta como señal de entendimiento entre ambos.

Según han avanzado fuentes de la administración estadounidense a la agencia ‘Associated Press’, el acuerdo también contaría con la participación diplomática de Israel y Jordania, dos aliados cercanos de Washington preocupados porque la violencia de la incesante guerra que azota Siria llegue a sus fronteras. La reunión bilateral entre ambos mandatarios, la primera que se celebra desde que el expresidente Barack Obama y Putin se vieron las cara en septiembre del 2015, ha servido para evidenciar un ligero acercamiento de posiciones entre dos potencias que hasta ahora han jugado un papel antagónico en este conflicto regional. Mientras Moscú apoya al presidente sirio Bashar al Asad, el ataque con armas químicas contra civiles del pasado 4 de abril terminó de convencer a Trump para oponerse a que siga liderando el país en el futuro.

UN TRUMP MÁS PRAGMÁTICO Y TIBIO

El escándalo nixoniano por los vínculos de su campaña electoral con Moscú han azotado constantemente a Trump desde que llegó a la Casa Blanca. Con unos niveles de popularidad que no llegan al 40% de aprobación, el presidente es consciente de la necesidad de volver a Washington con una buena imagen bajo el brazo. Por eso, Trump ha ido haciendo equilibrios entre la crítica a Moscú y una posición conciliadora y pragmática con el tradicional enemigo estadounidense. El alto al fuego en Siria les beneficia a ambos.

Si en su discurso pronunciado el jueves desde Varsovia el presidente reconoció parcialmente que el Kremlin interfirió en las elecciones estadounidenses de octubre y le advirtió para que cese su “actividad desestabilizadora” en Ucrania este viernes se ha visto a un Trump más retraído. “Es un honor estar contigo”, le ha dicho a Putin. Posteriormente, ha evitado responder sobre la posible interferencia electoral rusa que está siendo investigada por el Congreso estadounidense. La suave encajada de manos entre ambos, lejos del estilo brusco del presidente, es otro señal de esa distensión.

La reunión entre los dos machos alfa de la escena internacional, que se ha alargado de los 30 minutos previstos a más de dos horas, ha coincidido con el encuentro que el resto de líderes del G20 han mantenido sobre el cambio climático.