Un funcionario europeo ha definido los aranceles a la importación de acero y aluminio de la Unión Europea que el mes pasado aprobó el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como una “escaramuza comercial”. La plena guerra, no obstante, pende de otras tarifas que el mandatario estadounidense amenaza con imponer a continuación: las que gravarían entre un 20% y un 25% las importaciones de vehículos y componentes de automóviles del viejo continente. Y aplacar esa escalada es la compleja misión con la que ha llegado a Washington Jean-Claude Juncker, el presidente de la Comisión Europea, que este miércoles se ha reunido en la Casa Blanca con Trump.

Ambos han tenido buenas palabras y tono diplomático en sus declaraciones a la prensa justo antes del encuentro, en las que ninguno ha hecho mención específica a los aranceles automovilísticos. Trump, que ha definido a Juncker como "muy inteligente y duro" y ha asegurado que "representa bien a su gente, a sus países", ha explicado que busca una relación comercial "justa" y se ha mostrado "esperanzado" de poder llegar a un acuerdo. El luxemburgués, por su parte, ha recordado que Europa y EEUU son "socios cercanos, aliados y no enemigos".

Ambiente caldeado

Las palabras de Juncker eran una elegante respuesta a declaraciones que hizo la semana pasada Trump y que habían contribuido a caldear el ambiente previo al encuentro cara a cara, al que seguía una reunión bilateral con equipos más amplios de ambas partes. En su visita a Bruselas para la cumbre de la OTAN, Trump declaraba directamente a la UE “un enemigo” y prometía “represalias tremendas” si no se alcanza un acuerdo comercial. Y el martes usaba Twitter para lanzar una propuesta sin futuro: que tanto EEUU como la UE abandonen todos los aranceles, barreras y subsidios, una idea que ha vuelto a lanzar este miércoles en las declaraciones en el Despacho Oval.

La posición europea, mientras, es de diálogo pero también de firmeza. Según adelantaba la agencia Bloomberg, Juncker y el equipo de Bruselas planeaban indicar a Trump la disposición europea de negociar un acuerdo comercial bilateral en bienes manufacturados o un llamado pacto de sector entre los principales exportadores de coches que reduciría o eliminaría globalmente los aranceles en automóviles. Pero hay otras cartas si las conversaciones no fructifican.

En una entrevista con la televisión pública alemana ZDF previa a su encuentro con Trump, Juncker avisaba que la UE está preparada para responder “inmediatamente” si las conversaciones fracasan. Y la comisaria de Comercio europea, Cecilia Malsmström, también desplazada a Washington, declaraba al diario sueco ‘Dagens Nyheter’ que la comisión prepara una lista de bienes estadounidenses por valor de 20.000 millones de dólares que serían tasados si Washington aplica las tarifas a automóviles. “Sería más general, incluyendo bienes agrícolas, maquinaria, productos de alta tecnología y otros”, ha explicado.

Escaso optimismo

El optimismo es un bien escaso en la negociación y hay señales que auguran lo peor. El martes, en vísperas del encuentro con Juncker, el Departamento de Agricultura de Trump anunciaba un plan para asistir con 12.000 millones de dólares a granjeros estadounidenses ya afectados por la guerra arancelaria, abierta también con China, y que ha empezado a tener efectos en los productores sobre todo de soja así como de maíz y trigo. Y en ese anuncio los analistas leen la intención de que “Trump se está preparando para la larga”.

Por ahora, desde luego, ha desoído las llamadas de quienes le piden que frene la escalada arancelaria, entre quienes se cuentan congresistas republicanos y representantes empresariales del sector (aunque los sindicatos de trabajadores de la industria sí le han dado un apoyo moderado). Y si Trump no logra el acuerdo que busca con Europa las tasas sobre los vehículos y partes de automóviles europeos podrían llegar pronto, incluso en agosto.

Trump recuerda repetidamente que la UE impone tasas del 10% en sus vehículos frente al 2,5% estadounidense (aunque suele omitir que en camionetas ligeras los aranceles de EEUU son del 25% frente al 10% con que grava la UE). En el 2017, EEUU importó coches por valor de 176.000 millones de dólares y 147.000 millones más en componentes, así como 36.000 millones de dólares en camiones.