El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se la tiene jurada a Europa pero, muy especialmente, a Alemania. Empezó el año tocando tambores de guerra comercial por el acero y el aluminio y ayer regresó a la cumbre de líderes de la OTAN abriendo un nuevo frente al acusar a Alemania de enriquecer a Moscú y no invertir lo suficiente en defensa. Según Trump, el objetivo del 2% del PIB en gasto militar se ha quedado corto y los aliados deberían duplicar la cifra hasta el 4% del PIB, una cifra que ni su país cumple.

Su regreso ha sido arrollador. Al contrario que el año pasado, la agenda oficial de la cumbre no incluía ninguna declaración pública del líder norteamericano para contener quizás sus intempestivos estallidos verbales. Así que el inquilino de la Casa Blanca se fabricó una a medida, aprovechando el desayuno de trabajo con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en la embajada de Estados Unidos. Una encerrona en toda regla que el jefe aliado no ha tenido más remedio que aguantar estoico.

Y es que Trump empezó disparando directamente al motor europeo. «Alemania es una prisionera de Rusia», dijo. Acusó a Berlín de gastar miles de millones en gas y petróleo ruso, de ser «rehén» de Rusia, de enriquecer al país que gobierna Vladimir Putin y de pactar con él la construcción de un gaseoducto -el llamado Norstream 2 que tanto disgusta a Polonia- que preside además el excanciller alemán Gerhard Schröder.

«¿Me puede decir que es apropiado? Nunca debería haberse permitido. Alemania está totalmente controlada por Rusia. Reciben entre el 60 y 70% de su energía de Rusia. Es malo para la OTAN y no debería haber ocurrido», espetó durante el encuentro grabado por un grupo de periodistas estadounidenses. «No se qué pueden hacer pero no tiene sentido que paguen millones de dólares a Rusia y les tengamos que defender de Rusia», remachó Trump.

Merkel no tardó en responder. Recordó que vivió en una parte de Alemania controlada por la Unión Soviética y agradeció la libertad actual. «Hacemos nuestra propia política independiente y tomamos independientemente nuestras decisiones», puntualizó minutos antes de encerrarse con Trump y sus respectivos equipos en un encuentro bilateral en «una atmósfera positiva».

Las cifras que aireó Trump son, sin embargo, totalmente incorrectas y Merkel puntualizó que Alemania no importa el 70% del gas de Rusia sino el 37% y que su dependencia energética es del 7% de lo que consumen. Para Donald Trump ofrecer cifras exactas es un elemento secundario, argumento que quedó patente cuando exigió aumentar el gasto en defensa. «Alemania está gastando un poco por encima del 1% cuando Estados Unidos está gastando el 4,2%», recordó cuando en realidad los alemanes dedican el 1,24% y los estadounidenses el 3,5%.

LOS COMPROMISOS DE GALES / El objetivo acordado por los países aliados, durante la cumbre de Gales de 2014, es llegar al 2% del PIB en 2024. Solo 8 países de la OTAN lo conseguirán este año -EEUU, Grecia, Reino Unido, Estonia, Lituania, Letonia, Polonia y Rumanía- pero más de la mitad del bando aliado llegarán en la fecha prevista, dijo Stoltenberg que elogió el «liderazgo» del estadounidense.

Aún así, el compromiso es insuficiente para Trump, que no solo exigió llegar de forma «inmediata» a ese 2% sino que volvió a sugerir a los aliados durante la reunión a puerta cerrada que dupliquen el gasto y lo eleven al 4% del PIB.

«Durante su intervención en la cumbre ha sugerido que los países no solo cumplan con su compromiso del 2% del PIB sino que lo aumenten al 4%. El presidente ya lo pidió el año pasado. Quiere que los aliados compartan la carga y que como mínimo cumplan con las ya declaradas obligaciones», señalaron fuentes de la Casa Blanca.

Un guante que nadie en la sala recogió y que todos optaron por ignorar. «Vamos a centrarnos en lo que hemos acordado y nos hemos comprometido con el 2%», zanjó Stoltenberg.