Theresa May anunció ayer que dejará el cargo una vez sea aprobado el acuerdo para el brexit. Dos horas antes del inicio de la votación orientativa en la Cámara de los Comunes y cuando se discutían las ocho posibles alternativas para el brexit, May se reunió a puerta cerrada en una sala abarrotada del Palacio de Westminster, con trescientos conservadores. La primera ministra les presentó su oferta. «Estoy dispuesta a dejar el cargo, antes de lo que pensaba, por el bien del país y del partido», les dijo. May no dirigirá la segunda parte de las negociaciones del brexit con la Unión Europea, pero a cambio ellos deberán respaldar su plan. «Necesitamos sacar adelante este acuerdo y cumplir con el brexit. Le pido a cada uno de los que están en esta habitación que respalde el acuerdo para que podamos concluir nuestra histórica tarea de cumplir con lo decidido por los británicos y dejar la Unión Europea de una manera suave y ordenada».

Minutos más tarde, la BBC anunciaba que el hasta entonces irreductible Boris Johnson, apoyaría el plan. Librarse de May es lo importante para el exministro de Exteriores, que había dimitido precisamente, por considerar inaceptable el acuerdo. Su decisión provocó el mismo cambio de opinión de al menos otros 25 diputados tories. Otros euroescépticos muy relevantes, como el exministro para el brexit, Ian Ducan Smith, que también dimitió por el mismo motivo, y el líder de una facción de los tories, Jacob Rees-Mogg, ya habían decidido apoyar el plan de May, el mismo del que siempre renegaron virulentamente.

AMENAZA PARA LA UNIÓN / Pero la marcha de May está condicionada a la aprobación de su plan y la líder del Partido Unionista Democrático, Arlene Foster, respondió en un comunicado, que, lamentándolo mucho, no podía apoyar el acuerdo porque, «supone una amenaza inaceptable para la integridad del Reino Unido y va inevitablemente a limitar la capacidad del Reino Unido para negociar el tipo de futura relación con la UE». El Gobierno tiene la intención de llevar a cabo una tercera votación esta semana o quizás la próxima, pero solo si está seguro de tener los votos necesarios. A todo eso hay que añadir la resistencia del presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, a autorizar esa votación. Nuevamente recordó que deberá haber una modificación sustancial en el texto para poner de nuevo la oferta ante los diputados.

Si finalmente May se marcha, el posible calendario del relevo establecería el comienzo oficial de la elección de un nuevo líder conservador para el 27 de mayo. El 28 de junio May asistiría a la cumbre del G20 en la ciudad japonesa de Osaka, su última cita internacional. El 10 de julio podría ser designado el nuevo líder conservador y primer ministro o ministra del Reino Unido. Si habrá o no elecciones anticipadas está por ver.

La de ayer fue una jornada de innovación constitucional, con el Parlamento manejando la agenda del brexit, que le ha arrebatado al Gobierno. De las dieciséis propuestas alternativas presentadas por los diputados, Bercow eligió ocho, que fueron discutidas durante cinco horas antes de ser votadas. Ninguna de ellas logró finalmente la mayoría de la Cámara. La que más se aproximó fue la presentada por el conservador Kenneth Clark, (264 a favor frente a 272 en contra) que pedía que el Reino Unido permanezca en la unión aduanera. Le siguió la de la laborista, Margaret Beckett (268 a favor frente 295 en contra) reclamando que cualquier decisión que tome el Parlamento sobre el brexit sea sometida a consulta de los ciudadanos. May dio libertad de voto a sus diputados para evitar nuevas renuncias entre sus ministros. Los miembros del gobierno acordaron abstenerse.

El lunes hay previstas nuevas votaciones orientativas sobre las propuestas más votadas, según indicó el conservador, Oliver Letwin que dirige la agenda, entre gritos de los diputados del sin sentido del debate. La falta de mayoría a ninguno de los planes alternativos puede sir embargo aumentar las posibilidades de que el acuerdo de May termine por salir adelante.