Callaos! Silencio! Por favor, silencio!, gritaba un miembro del equipo de rescate esta mañana en Esmirna, un día después del terremoto que, este viernes, sacudió la costa oeste de Turquía y las islas griegas del Egeo. Necesitamos escuchar el interior! Silencio!, continuaba, mientras todas las televisiones turcas retransmitían la escena en directo.

Es esto en lo que se han convertido las tareas de rescate de los posibles supervivientes en Esmirna, la tercera mayor ciudad de Turquía: en un espectáculo televisado en directo.

Por el momento, en el seísmo, que fue de 6,8 y ha tenido cientos de réplicas menores, han muerto 30 personas dos en Grecia y 28 en Turquía. Pero la cifra de Turquía podría aumentar en las próximas horas y días: según explican las autoridades del país, debajo de las runas hay aún cerca de 80 personas atrapadas. Se desconoce si vivas o muertas.

Lo que sí ha confirmado el gobierno turco es que, tras 24 horas de tareas de rescate, 100 personas han sido sacadas de los escombros con vida. También algún gato.

Condolescencias mutuas

Si algo han demostrado, durante las últimas décadas, Turquía y Grecia es estar siempre a la greña; menos cuando uno de los dos sufre una catástrofe natural, casi siempre relacionada con terremotos, porque los dos países están situados sobre una zona activa sísmicamente. Ocurrió así en el terremoto que sufrió Turquía en 1999 que dejó 17.000 muertos, y también ocurre ahora.

Los dos países, enfrentados en el Mediterráneo, han dicho dejar a lado sus diferencias para ayudarse. Muchas gracias por parte de la República de Turquía a todas las naciones amistosas y organizaciones internacionales por sus buenos deseos y apoyo después del terremoto de Esmirna, ha dicho este sábado el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, horas después de haber hablado por teléfono con el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis.