Aunque dedicó más tiempo a presumir de la exitosa estrategia que llevó al presidente Donald Trump a la Casa Blanca que a hablar del Frente Nacional (FN), Steve Bannon se convirtió en la estrella indiscutible del Congreso que el partido ultraderechista francés celebra este fin de semana en Lille sumido en una profunda crisis.

“Hey, no estáis solos”, proclamó ante la prensa el exgurú del magnate estadounidense, flanqueado por Marine Le Pen, tras haber desgranado su filosofía antiglobalización y echado pestes del ‘establishment’ en el plenario del cónclave.

Bannon fue el mejor recurso que encontró Marine Le Pen para dopar los ánimos de un partido que, a pesar de haber logrado el récord histórico de once millones de votos en las presidenciales del 2017 -que ganó Emmanuel Macron con un discurso diametralmente opuesto al suyo- no termina de digerir la derrota y se pregunta si Marine es la persona adecuada para alcanzar algún día El Elíseo.

Con un liderazgo seriamente erosionado en tan sólo diez meses, inaudible en la escena política, abandonada por su antigua mano derecha, Florian Philippot, humillada por las continuas provocaciones de su padre, Jean Marie Le Pen, y perseguida por la sombra de su sobrina, Marion Maréchal Le Pen, a quien los históricos del FN sueñan con ver regresar a la arena política, la presidenta de la formación ultraderechista vive en horas bajas.

Pero el guión de quien fuera dirigente de la web de extrema derecha 'Breitbart News' no iba de liderazgo sino de ideas. Bannon está de gira por Europa “no para dar lecciones sino para aprender”, dijo, de las experiencias populistas que se han abierto paso en Italia, Austria, Hungría o Polonia, y crear una suerte de plataforma populista mundial.

“La historia está de nuestro lado y nos llevará de victoria en victoria”, repitió Bannon varias veces ante un auditorio poco exultante que soportó estoicamente las dificultades de la traductora, Patricia Chagnon, quien entre otros deslices le asignó a Ted Cruz el nombre de Tom. Marine Le Pen, que no habla inglés, tenía a su lado su propio traductor.

“Los pueblos tienen una misma reivindicación: dirigir su propio destino”, apostilló Le Pen tras agradecer la presencia del antiguo asesor de Trump.

Nuevo nombre para el FN

El Congreso del Frente Nacional reelegirá sin sorpresas a Marine Le Pen al frente del partido -no hay más candidatos al puesto que ocupa desde el 2011- aprobará nuevos estatutos y renovará algunos cargos de su organigrama.

Pero el verdadero reto al que se enfrenta Le Pen será vencer el escepticismo y persuadir a las bases de que la prometida “refundación” y el cambio de nombre que propondrá este domingo a la militancia bastarán para detener el declive que sufre la formación ultraderechista.

Muchos sólo ven una mera operación cosmética y no un giro ideológico. Ni siquiera hay consenso sobre la necesidad de rebautizar el partido racista, xenófobo y antisemita fundado en 1972 por Jean Marie Le Pen, quien, por cierto, lo considera un “suicidio político”.

Marine, en cambio, apuesta por dar una nueva capa de maquillaje para escenificar un cambio que, en esencia, busca eliminar del nombre los elementos tóxicos que espantan a muchos franceses e impiden al Frente Nacional fraguar alianzas, sin las cuales ningún partido que aspire a la presidencia logra ampliar su base electoral y romper el techo de cristal de la ley electoral francesa.