El Senado estadounidense confirmó ayer el nombramiento como fiscal general de EEUU de William Barr, quien ya dirigió el Departamento de Justicia en la década de 1990 y que será el encargado de supervisar la investigación independiente sobre la presunta injerencia rusa en las elecciones de 2016. Barr, nominado para el cargo en diciembre por el presidente Donald Trump, logró reunir el número de votos necesarios para convertirse en secretario de Justicia durante una votación celebrada en el pleno del Senado. El nombramiento fue celebrado por la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders. Barr, de 68 años, reemplazará a Matthew Whitaker, que dirige de forma interina el Departamento de Justicia desde noviembre, cuando Trump despidió a su primer fiscal general, Jeff Sessions. Su llegada al cargo se produce en un momento de crecientes rumores sobre la posibilidad de que Mueller esté llegando al fin de su investigación sobre la trama rusa, y ante una enorme expectación entre los estadounidenses por conocer los resultados. El nuevo fiscal general no ha garantizado que vaya a hacer público de forma íntegra el informe de Mueller una vez que lo obtenga, lo que ha generado críticas entre la oposición demócrata.

Sin embargo, durante su audiencia de confirmación en enero, Barr prometió que bajo su vigilancia «se permitirá a Bob Mueller que concluya su trabajo», y reivindicó su independencia frente a hipotéticas «interferencias políticas».