Kathrine Switzer, Rosa Parks, Malala Yousafzai. El denominador común de estos nombres propios es que todas ellas -sin querer- han cambiado la historia. Gestos aparentemente inocentes como correr un maratón, sentarse en el asiento de un autobús o ir al colegio se convirtieron en actos trascendentales de desobediencia civil. Este verano, el nombre de Sahar Khodayari se suma a la lista.

Estos días, el mundo del deporte se ha volcado en conmemorar a esta joven iraní, que ha sido bautizada como "la Chica Azul" -en referencia al color de su equipo, el Esteghlal- que el pasado 2 de septiembre se inmoló frente al Tribunal Revolucionario Islámico, un ente fruto de la Revolución iraní de 1979 que la condenó a seis meses de cárcel. Su delito: haber asistido a un partido de fútbol. Días después, la joven moría en el hospital a raíz de las quemaduras, que cubrían más de un 90% de su cuerpo.

Sahar Khodayari era una joven de 29 años, apasionada del fútbol como cualquier otra en el mundo. Sin embargo, algo que para cualquier otra mujer del mundo sería un acto tan cotidiano como ir a ver un partido a su equipo, para Khodayari significaba incurrir en un delito: Irán es el unico país del mundo donde las mujeres tienen prohibido asistir a competiciones deportivas masculinas.

Seguidora del Esteghlal FC de Teherán, el 12 de marzo se vistió de hombre para tratar de acceder al Estadio Azadi para asistir al partido de la Liga de Campeones asiática que su equipo disputaba contra el Al-Ain FC de Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos). Sin embargo, no consiguió culminar su hazaña, pues la policía la descubrió y la detuvo.

MINUTOS DE SILENCIO Y CONDOLENCIAS

La noticia de la muerte de la joven ha conmocionado al país del Golfo. El fútbol iraní ha rendido tributo a la 'Chica Azul' durante los partidos y entrenamientos de ala última jornada. Al conocerse la trágica noticia, los jugadores del Esteghlal recordaron a la joven con un minuto de silencio durante uno de sus entrenamientos -algo que también hicieron los del Persepolis FC, otro de los equipos de Teherán- y el pasado domingo acudieron al partido contra el también iraní Naft Masjed Soleyman FC con una camiseta con un corazón azul donde se podía leer "Blue Girl", pidiendo poner fin al veto de las mujeres en los estadios.

No obstante fueron los aficionados del Damash Teherán FC los que protagonizaron uno de los homenajes más emotivos. "El mundo entero debería saber que todos nacemos iguales. No hay diferencias entre hombres y mujeres. Todos amamos el fútbol" cantaron al unísono durante el partido que su equipo disputaba esta jornada. "La Chica Azul de Irán, tu nombre te ha convertido en inmortal".

El homenaje a la joven ha trascendido fronteras. Barça, Betis, Chelsea, Köln, F95 de Düsseldorf y el Sankt Pauli son algunos de los clubes que han hecho publicas sus condolencias por la muerte de la joven iraní y han lamentado que el fútbol siga estando reservado para los hombres en el país Golfo Pérsico.

Organizaciones de defensa de los derechos humanos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch también han hecho un llamado para acabar con la discriminación de género en el país. "Lamentamos profundamente esta tragedia", escribió la FIFA en su cuenta de Twitter al conocer la muerte de Sahar. "Hacemos un llamamiento a las autoridades iranís para que garanticen la libertad y la seguridad de cualquier mujer que participe en la legítima lucha para poner fin a la prohibición de acceder a los estadios", continuó.

DESDE LA REVOLUCIÓN DE 1979

El 5 de octubre de 1981 las mujeres pudieron por última vez ver un partido de fútbol en directo. Desde entonces, tras el triunfo de la Revolución iraní liderada por el ayatolá Jomeini, la única forma que tienen las mujeres de hacerlo es disfrazándose de hombre. La prohibición de acceder a los estadios se convirtió en una más en la lista de las restricciones a las que tuvieron que hacer frente las mujeres en el país persa. Una lista demasiado larga en la que montar en bicicleta, llevar el pelo al descubierto, cursar determinadas carreras universitarias como las ingeniería o la segregación por sexos en el espacio público tienen su puesto reservado.

Después de que el año pasado Arabia Saudí levantara la prohibición que impedía a las mujeres acceder a los estadios, Irán pasó a ser el único país del mundo que aún tiene vetada la entrada de las mujeres en las competiciones de fútbol femenino. La asociación Open Stadiums, que lleva años luchando para revertir esa discriminación sexista, culpó directamente a la FIFA de la muerte de la joven, por no haber obligado a Irán a cumplir con las sanciones impuestas por discriminación.

El acto de desobediencia de Sahar -y de tantas otras mujeres que a lo largo de los últimos años se las han apañado para colarse en estadios de fútbol- se une a la ola de reivindicaciones para los derechos de las mujeres en el país del Golfo. Durante los últimos meses, no han sido pocas las mujeres que se han decidido a desafiar al régimen con actos como ir en bicicleta o quitarse el hijab en el espacio público.