El primer ministro holandés, Mark Rutte, ha declarado ante el Parlamento de La Haya que no pedirá oficialmente perdón por la esclavitud y el papel holandés en el comercio de esclavos entre los siglos XVII y XIX, algo que, en su opinión, generaría "polarización", porque no se puede "responsabilizar a los vivos de hoy por el pasado".

El jefe del Gobierno defendió que, en términos de violencia racial, Países Bajos no es comparable a Estados Unidos, pero lamentó que en la sociedad holandesa actual "también importa qué color de piel" tiene una persona.

Sin embargo, según él, la solución no está en disculparse por la esclavitud, sino en "la comprensión y empatía", a la vez que hay que tener cuidado para "no tildar a las personas como racistas cuando ni lo son, ni lo quieren ser", una advertencia también hecha por el ultraderechista Geert Wilders, quien acusó a los activistas antiracismo de "fingir que hay un gran problema" en Holanda.

"¿Entonces por qué el Parlamento, los medios de comunicación y las juntas directivas de las empresas son tan blancas, tan poco diversas?", se preguntó el líder de la izquierda verde, Jesse Klaver, en un enfrentamiento parlamentario con Wilders, en el que el populista le contestó que preguntara eso a sus colegas porque "en GroenLinks son todos más blancos que la leche".

A la primera parte del debate que tuvo lugar esta semana, en la que los diputados hablaron de la discriminación y el racismo en el país, siguió una discusión en la que Rutte aseguró no tener ninguna intención de pedir perdón institucional por el papel que tuvieron los holandeses en el comercio de esclavos en aquella época, una idea propuesta en el Parlamento por dos de los cuatro partidos que forman la coalición de Gobierno.

Aunque no considera "extraña" esa solicitud conjunta de Unión Cristiana (CU) y de los progresistas (D66), el liberal Rutte cree que la sociedad actual no es culpable de los horrores del pasado y considera que una petición de disculpas en su nombre podría "aumentar la polarización" social.

"Entiendo la petición y sé lo que podría significar una disculpa oficial. Pero la pregunta es: ¿Se puede responsabilizar a las personas que están vivas hoy en día por algo que ocurrió en el pasado? Algunos podrían percibir con dolor algo así", argumentó el primer ministro.

El líder de los progresistas (D66), Rob Jetter, justificó que muchos holandeses son descendientes de personas negras que fueron explotadas en las plantaciones de las excolonias, como en Surinam, y aseguró que "el riesgo a la polarización" no debería ser el centro del debate, sino el "dolor que aún sienten los holandeses negros" por la Historia.

El Ejecutivo estableció una comisión especial para que investigue la esclavitud y su impacto en los holandeses con orígenes en aquella esclavitud y no descartó que, después de ver las conclusiones de la investigación, pueda plantearse ofrecer una disculpa oficial, porque el "debate no ha terminado". Por ahora el "no" es la postura actual.

Rutte, que expresó un "profundo pesar y arrepentimiento" por la esclavitud en la anterior legislatura, considera que con eso ya fue "suficiente", mientras que el director del Instituto del Legado de la Esclavitud Holandesa (Ninsee), Urwin Vyent, estima que "no disculparse solo polariza" y ve el argumento de Rutte como un "razonamiento muy retorcido" para no pedir perdón.

"Claro que no eres responsable de lo que hicieron tus antepasados hace cientos de años, pero sí lo eres por el legado que heredaste", subrayó, recordando que el rey Guillermo Alejandro se disculpó en marzo por "la violencia excesiva" de Holanda en Indonesia en los años cuarenta, y el Gobierno pidió perdón en enero por su comportamiento durante el Holocausto.

Kathleen Ferrier, hija del primer presidente que tuvo el Surinam independiente (Johan Ferrier), aseguró que le "impresionó mucho" el argumento de Rutte y afirmó al diario holandes Trouw que pedir disculpas "no polariza en absoluto, más bien crea un debate más matizado" y permite al país "enfrentarse el pasado" de esclavitud que tuvo.

Los intentos de hacer las paces con esta parte del pasado no han tenido mucho éxito en Holanda y los diferentes debates esta semana han evidenciado las dificultades para tratar la cuestión de la esclavitud.