Los primeros funerales por las víctimas del incendio en un centro comercial de Kémerovo (Rusia) han empezado este miércoles en esta ciudad minera de Siberia occidental, aún conmocionada por un trágico suceso que causó la muerte de 64 personas, en su mayoría niños. El elevado número de víctimas ha provocado indignación y críticas de la opinión pública contra la corrupción oficial y la negligencia de las autoridades.

En toda Rusia, donde se ha decretado un día de duelo oficial, las banderas de los centros gubernamentales ondean a media asta, los programas de radio y televisión han suprimido de su programación los contenidos de entretenimiento, y los diputados han mantenido un minuto de silencio en Moscú.

El virulento incendio declarado el domingo en el centro Zímniaya Vishnia (Cereza de invierno) causó al menos 64 muertos, entre ellos 41 niños, según las cifras oficiales, pero se teme que el recuento pueda aumentar, ya que los familiares han denunciado que todavía hay decenas de desaparecidos.

La investigación aún no ha aclarado las causas del siniestro, pero la abultada cifra de muertos ha sido atribuida a las deficiencias detectadas en el sistema de seguridad del centro comercial.

Emotivas plegarias

En un funeral celebrado en una iglesia ortodoxa de Kémerovo, a unos 3.600 kilómetros al este de Moscú, se han vivido esta mañana momentos de profunda emoción, según informa la agencia Reuters. Las mujeres lloraban mientras se cantaban plegarias sobre tres ataúdes, dos de ellos pequeños cofres de víctimas infantiles.

Serguéi y Natalia Agarkov enterraban a dos niños en edad escolar, Konstantin y Maria. La abuela de los pequeños, Nadezhda Agarkova, también murió en el incendio. Los tres habían acudido al centro comercial a ver una película en uno de los cines situados en la planta superior, y no pudieron escapar de la sala cuando estalló el fuego. Medios rusos han informado de que las puertas estaban bloqueadas.

Tragedia agravada

"Esta tragedia se agrava por el hecho de que los niños han sido las víctimas del incendio. Tenemos un gran dolor sobre todos nosotros, y no hay palabras para expresar nuestra pena", ha dicho el sacerdote a los asistentes, que portaban velas y se santiguaban repetidamente.

El día anterior, el presidente Vladímir Putin viajó a Kémerovo para visitar a los familiares y heridos en el siniestro, declaró un día de duelo nacional y prometió a los indignados residentes de la ciudad que los responsables de esta "negligencia criminal" serían castigados.