Los reyes Juan Carlos I y Sofía asistieron hoy a la inauguración de la nueva iluminación de la basílica romana de Santa María la Mayor, cuya vinculación con la monarquía española subrayó el monarca emérito.

El rey, que nació en Roma en 1938 y es protocanónigo de la basílica, recordó que ese nombramiento es una tradición de los reyes de España.

Don Juan Carlos dijo en una breve alocución que el acto "da continuidad a la larga tradición de patrocinio español" de la basílica.

"Soy un verdadero romano de Roma", dijo el rey al recordar su origen y que fue bautizado por el cardenal Pacelli, quien luego sería el papa Pío XII.

"España, que es un Estado en el que se garantiza la libertad religiosa en el marco del régimen de libertades establecido por la Constitución de 1978, tiene una gran historia", recordó don Juan Carlos.

"Una historia -añadió- que es imposible entender sin tener en cuenta sus raíces cristianas y católicas y eso explica nuestros vínculos especiales con la basílica papal de Santa María la Mayor".

También asistieron a la inauguración el arcipreste del templo, el cardenal Stanislaw Rylko; su antecesor, el purpurado español Santos Abril y Castellò; el presidente de Endesa y su fundación, Borja Prado, y la presidenta de Enel, la italiana Patrizia Grieco.

La soprano española Ainhoa Arteta puso música al acto e interpretó, entre otros, temas de Wofgang Amadeus Mozart, Pietro Mascagni, Federico Mompou y Manuel de Falla.

La nueva iluminación de la basílica de Santa María la Mayor es fruto de un acuerdo firmado en abril por el archipreste del templo, el gobierno del Vaticano y la Fundación Endesa.

El objetivo era alumbrar mejor su interior y ensalzar su rico patrimonio artístico mediante un sistema avanzado que, según los impulsores, optimizará la eficiencia energética de la instalación y permitirá un ahorro de hasta el 80 % de la potencia.

El visitante podrá ahora apreciar mejor lugares como el altar y el artesonado del baldaquino, las capillas de los Cesi y Sforza, la nave central, las laterales y el crucero, así como la estatua de la Vírgen "Ave Regina Pacis", mandada construir por Benedicto XV por el fin de la I Guerra Mundial, entre otros.