A tres meses de la fecha de salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), ha resurgido con fuerza la probabilidad de un brexit caótico y sin acuerdo el próximo 31 de octubre. Después de que Boris Johnson se convirtiera el 24 de julio en el nuevo primer ministro y formara un Gobierno de ultrapartidarios de abandonar la UE, el brexit abrupto es una opción cada vez más probable, aunque solo sea por defecto.

Tras el rechazo por el Parlamento británico en tres ocasiones del tratado de salida pactado por la anterior premier, Theresa May, y la negativa de la UE a renegociar ese acuerdo, Johnson solo tiene que limitarse a no pedir otro aplazamiento en la fecha de salida para que se produzca un brexit abrupto. Sin la demanda formal de una nueva prórroga, el Reino Unido saldrá automáticamente de la UE el 31 de octubre, con o sin acuerdo. La profunda división del Parlamento británico, sin ninguna mayoría clara sobre cómo debe ser la relación futura del Reino Unido con la UE, también favorece un brexit abrupto por defecto. Johnson ya ha fijado como «máxima prioridad» acelerar los preparativos para que el país esté listo para afrontar una salida de la UE sin acuerdo.

FALSA PREMISA / La llegada al poder de Johnson y su equipo de ultrabrexiteers ha reforzado aún más el pensamiento mágico e irrealista del Gobierno británico, como muestran sus primeros discursos. El proyecto del brexit descansa en la falsa premisa de que el Reino Unido podría conservar fuera de la UE un acceso privilegiado al mercado europeo y un papel estelar internacional sin contrapartidas.

A pesar de la experiencia de las negociaciones entre Londres y la UE tras el referéndum del 2016, el Gobierno británico sigue pensando que el Reino Unido, con 66 millones de habitantes, puede imponer su voluntad a los Veintisiete, que suman 446 millones de habitantes y cuyo producto interior bruto (PIB) conjunto es seis veces superior al británico. Mientras el 44% de las exportaciones británicas van a la Unión Europea, solo el 6,6% de las exportaciones totales de los Veintisiete van al mercado británico.

GESTIÓN CAÓTICA / Johnson parece confiar en que el temor al impacto económico negativo de un brexit abrupto fuerce a los Veintisiete a renegociar el acuerdo de salida, pese a que May ya utilizó sin éxito esa estrategia. Desde la UE, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y el jefe negociador europeo, Michel Barnier, han advertido de que sus planteamientos son «inaceptables».

El Gobierno de Johnson también subestima el hartazgo de la UE por la caótica gestión política del brexit realizada por los conservadores británicos a lo largo de los dos últimos años. Es significativo que la carta protocolaria de felicitación al nuevo premier enviada por el presidente de la UE, Donald Tusk, sea la más escueta de los últimos años. Además, Johnson, con su proverbial desprecio por la veracidad y la acumulación de meteduras de pata como ministro de Asuntos Exteriores, carece de credibilidad política para los principales líderes europeos.

El diálogo con la UE se verá dificultado por la falta de concreción de Johnson y por la nueva línea roja del rechazo frontal a la red de seguridad irlandesa, diseñada para evitar el restablecimiento de una frontera dura entre Irlanda e Irlanda del Norte que pondría en peligro los Acuerdos de Paz de Viernes Santo de 1998. Su oposición a mantener una unión aduanera con la UE impide a los Veintisiete ofrecer mejores condiciones al Reino Unido.

La amenaza formulada por Johnson en sus primeros discursos de no pagar los 43.500 millones de euros de los compromiso financieros británicos con la UE si no obtiene un acuerdo a su satisfacción ha empeorado aún más la desconfianza que genera.

Tras las últimas deserciones, el Gobierno de Johnson cuenta con una exigua mayoría parlamentaria de dos diputados, aun sumando los diez de los unionistas ultracorservadores norirlandeses (DUP). Esto facilita que Johnson pueda perder una eventual moción de censura en septiembre, si algunos de los diputados tories contrarios a la salida sin acuerdo de la Unión Europea anteponen el interés general del país al interés particular del Partido Conservador de mantenerse en el poder.

Con un brexit pactado y un periodo transitorio, el crecimiento económico británico se limitará al 1,3% en el año 2019 y al 1,4% en el 2020, según el Fondo Monetario Internacional. La Oficina de Responsabilidad Presupuestaria británica advirtió esta semana de que, en el caso de que se produzca una salida abrupta, la economía británica entrará en recesión con una contracción del PIB del 2% en el 2020. Más pesimista, el Banco de Inglaterra estimó en noviembre que un brexit sin acuerdo recortaría el PIB hasta un 8% y duplicaría el nivel de desempleo.