Si uno se guía por la cuenta de Twitter del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, diría que el martes, cuando se celebraron varias elecciones especiales y primarias, la noche fue triunfal. La realidad es otra. Y una de esas votaciones en particular, en Ohio, está llena de señales que ponen sobre aviso a Trump y al Partido Republicano de los retos que tienen de cara a las elecciones legislativas de noviembre, donde los conservadores (y el presidente) se juegan mantener el control del Congreso.

Aunque Trump ya ha dado por ganador al republicano Troy Balderson, al que apoyó, este no ha sido declarado oficialmente triunfador de la elección especial para ocupar los tres próximos meses un escaño en la Cámara Baja. Lleva solo 1.754 votos de ventaja de los 202.000 emitidos sobre el demócrata Danny O’Connor y quedan más de 8.000 papeletas provisionales y emitidas a distancia por contar, con lo que hay opciones de que la diferencia acabe siendo de menos del 0,5%, lo que pondría en marcha un recuento automático.

Sangría de votantes educados

Lo más grave para Trump y los republicanos no es esa ajustada situación (que también se ha dado en primarias republicanas para gobernador en Kansas, donde el candidato respaldado por Trump tampoco ha podido ser declarado oficialmente ganador aún). En un distrito que en las presidenciales él se llevó con 11 puntos, su candidato no llega al 1% de ventaja. En noviembre, cuando se vota la renovación de toda la Cámara Baja, 69 escaños republicanos están en juego en distritos que Trump perdió o ganó por menos que el de Ohio. Y a los demócratas les basta con hacerse con 24 para tener la mayoría.

En la elección del martes en Ohio, además, el candidato demócrata tuvo excelentes resultados, con 20 puntos de ventaja, en los suburbios de Columbus, donde el electorado tiene más altos ingresos y nivel educativo. Y ahí radica otro de los avisos para Trump. Una parte de votantes que lo apoyó después de haber votado por Barack Obama se repliega otra vez hacia los demócratas y los republicanos deberán hacer un gran trabajo de movilización en zonas rurales para contrarrestar esa fuga si quieren frenar la ola azul en noviembre.

Freno al ala progresista demócrata

Las elecciones del martes también dejaron otros mensajes. El impulso que parecía tener el ala más progresista del partido se frenó en cinco primarias en las que no se impusieron ninguno de los candidatos apoyados por Bernie Sanders y la estrella en ascenso Alexandria Ocasio-Cortez, dando aire a los sectores más centristas y al aparato del partido, que buscan en la moderación el camino para ganar. Y el poder sindical recobró fuerza. En Misuri los votantes tumbaron contundentemente, con dos de cada tres votos, una ley que limitaba la capacidad en el sector privado para recoger cuotas de los no sindicados.