Los líderes de la eurozona no solo han llegado a un acuerdo de mínimos vacío y sin profundidad en un tema tan espinoso como la inmigración que llega a Europa. También han dejado la reforma del euro incompleta y sin fecha de finalización en la enésima pirueta para evitar compartir un presupuesto común, mutualizar los riesgos y crear un Fondo Monetario Europeo.

Resulta incomprensible que tras una crisis financiera que ha durado una década, ha estado a punto de hacer implosionar la eurozona, ha acrecentado la desigualdad y ha generado un coste elevado para los contribuyentes, los políticos no hayan aprendido la lección. La estructura que sostiene al euro es todavía frágil y la resiliencia ante futuras crisis depende de que esta arquitetura se complete. El documento pactado este viernes deja fuera la mención a crear un presupuesto de la zona euro y esquiva el tercer pilar de la Unión Bancaria: el fondo europeo de garantía de depósitos .

El jueves al mediodía, antes de que empezara la reunión de los Jefes de Estado y de Gobierno, las conversaciones informales con fuentes europeas y diplomáticas ya apuntaban a un fracaso en todo. Los ánimos de los países se resumían en un bloque de líderes pilotados por Hungría, Polonia, Eslovaquia y República Checa (el denominado bloque de Visegrado) que venía dispuesto a bloquear cualquier avance en materia de inmigración con el concurso del flamante Gobierno populista de Italia.