Los hombres se distinguen por sus 'shimbas', la trenza tradicional que a veces les llega casi hasta la cintura, los sombreros de fieltro y el poncho, a veces azul, otras multicolor. Las mujeres llaman la atención por sus blusas con escotes, las mangas largas con bordados hechos a mano, igual que las faldas, así como el pañuelo que utilizan en la espalda y se cruza en el pecho también usado para sostener a los bebés. La indumentaria deja de ser pintoresca o atractiva para el negocio de la moda urbana cuando se multiplica por miles. Es el momento en que los indígenas ecuatorianos entran en Quito para dejar su huella política.

Cuando las comunidades masivamente llegan a la capital es que algo gordo puede suceder en ese país. La Confederación Nacional de Entidades Indígenas (Conaie) ha hecho valer su protagonismo en el último cuarto de siglo. Los pueblos originarios tienen un peso simbólico y político. Ningún presidente los quiere tener de adversarios. Abdalá Bucaram (1996-1997), Jamil Mahuad (1998-2000) y Lucio Gutiérrez (2003-2005) no pudieron concluir su gestión porque incumplieron sus promesas electorales o los desairaron. El Gobierno de Rafael Correa (2007-17) también tuvo sus fuertes roces con la Conaie a la que ahora pondera.

Los investigadores no se ponen de acuerdo acerca del porcentaje de ecuatorianos que se consideran a sí mismo indígenas. Un censo realizado nueve años atrás calculó que representan un 7% de la población de casi 17 millones. El Sistema Integrado de Indicadores Sociales de Ecuador duplica ese número al tener en cuenta que hablan o fueron educados en una lengua nativa.

MINISTROS

Más allá de los datos estadísticos, la Conaie se repliega lejos de las grandes urbes pero nunca deja de intervenir en los asuntos públicos. Llegan a Quito desde bosques y la selva amazónica, los cerros y las laderas. Se anuncian con tambores y bocinas. La Conaie llegó a ubicar ministros en el Gobierno de Gutiérrez pero rompió la alianza cuando el coronel abandonó su jerga progresista. Buena parte del movimiento apoyó al Correa, que reformó la Carta Magna en la que se reconoce la condición de Ecuador como Estado plurinacional. La Conaie se enfrentó luego con la política ambiental de su Gobierno.

Las comunidades no son homogéneas en su objetivo. Lo cierto es que nunca simpatizaron con Moreno. Lo que los llevó del interior ecuatoriano a la capital es la misma sigla que activó los conflictos precedentes: el FMI. La historia, en ese sentido, vuelve a mostrar el mismo rostro.