La batalla entre el emir de Dubái, Mohamed ben Rached alMaktoum, y su sexta esposa, la princesa Haya bint al Husein, es más que una disputa conyugal entre billonarios por la custodia de los hijos. El caso presentado en el Tribunal Superior de Londres amenaza con volver a sacar a la luz los métodos del tenebroso régimen de represión que rigen en la corte de un país moderno solo en apariencia.

De la perla del golfo Pérsico huyó la princesa junto a sus dos hijos, una niña de 11 años y un niño de 7, temiendo que su marido le diera alcance y la obligara a retornar. Había precedentes de casos similares en la familia, que controla con mano de hierro el emir de 70 años, padre de 23 hijos con diferentes mujeres.

Desde su llegada en secreto a Londres, Haya, de 45 años, hija del fallecido rey Husein de Jordania, educada en Inglaterra y licenciada por la Universidad de Oxford, ha permanecido recluida en la mansión que ella misma adquirió en el 2017, una de las más costosas de la capital. Su primera aparición en público fue el martes, cuando se presentó en el tribunal.

De momento, esa guerra en la que está en juego una cifra estimada de 4.900 millones de euros, aún no ha comenzado. La reveladora petición presentada por la princesa ante la justicia es una orden para proteger a su hija de un matrimonio forzado. También reclama una orden judicial para no ser molestada. De acuerdo con el corresponsal para asuntos de seguridad de la BBC, Haya teme ser secuestrada y obligada a volver a Dubái, un temor no infundado.

Plan de fuga

Dos de las hijas del emir escaparon en su día del país. Las dos fueron capturadas y obligadas a retornar, sin que se haya sabido apenas nada de ellas. En el 2000, cuando la princesa Shamsa tenía 18 años, logró esconderse en una propiedad familiar en el condado inglés de Surrey, hasta que fue descubierta. En marzo del pasado año, su medio hermana, la princesa Latifa, de 33, apareció en YouTube anunciando que se disponía a escapar de Dubái para iniciar una nueva vida en EEUU con un plan de fuga que preparó durante los últimos siete años.

Latifa ya lo intentó siendo adolescente y denunció torturas tras ser detenida. Sabía a lo que se exponía. «Mi padre mataría para proteger su reputación», dijo. Tampoco esta vez tuvo suerte. La pequeña embarcación en la que huía, fue abordada por patrullas armadas a 30 millas de la costa de la India y fue entregada a Dubái. El caso provocó un gran revuelo internacional. «Si estáis viendo este vídeo, mala cosa. O estoy muerta, o en una situación muy mala», explicaba.

La princesa Haya alega que haber conocido «hechos inquietantes» sobre lo ocurrido con Latifa la llevó a tomar la decisión de marcharse. El emir, también primer ministro de los Emiratos Árabes Unidos, ha pedido al Tribunal Superior el retorno de sus hijos. Ambos demandantes son grandes amigos de la familia real británica.