El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha afirmado haber apuñalado a una persona cuando era adolescente. Lo ha dicho en el marco de un discurso antidrogas en la ciudad vietnamita de Danang, donde esta semana se celebra la cumbre anual del Foro Económico de Asia y el Pacífico (APEC, en sus siglas en inglés).

Duterte, que también ha confesado que en esos tiempos frecuentó la cárcel, ha asegurado que cometió el asesinato a los 16 años y que fue solo "por una simple mirada". Además, el dirigente filipino ha amenazado a la relatora especial de las Naciones Unidas sobre ejecuciones sumarias o arbitrarias, Agnès Callamard, con "abofetearla" por haber criticado su campaña contra el narcotráfico.

Cumbre mundial sobre derechos humanos

En el mismo discurso, el líder, de 72 años, ha manifestado su voluntad de que Filipinas acoja una cumbre mundial para tratar las violaciones de los derechos humanos. Estas declaraciones se han producido en un contexto de abundantes críticas internacionales por su dura y sangrante campaña contra el narcotráfico.

La comunidad internacional ha denunciado varias veces que las ejecuciones producidas bajo las órdenes de Duterte se realizan de manera arbitraria y sin hacer rendición de cuentas.

Campaña represiva contra el narcotráfico

Desde que llegó al poder en 2016, Duterte ha llevado a cabo su promesa electoral de luchar contra el narcotráfico en Filipinas. Desde entonces, la Policía ha ejecutado una campaña represiva, en la que se ha acabado con la vida de 3.967 personas relacionadas con el mundo de las drogas, ya fueran usuarios o traficantes.

En diciembre, el propio Duterte dijo que mientras era alcalde de Davao, una ciudad del sur del país, él mismo había disparado y matado a sospechosos con el fin de dar ejemplo a la policía. El portavoz del líder filipino aseguró más tarde que estos asesinatos se produjeron durante una "operación policial legal".