Omitieron sus nombres a la prensa, cubrieron de pintura todas las cámaras que pudieron y ocultaron sus rostros con mascarillas y cascos. Pero olvidaron los guantes y hoy temen que la policía llame a sus puertas. Las autoridades han anunciado una inminente ola de detenciones entre los jóvenes que esta semana asaltaron el Legco (Parlamento local) tras los análisis de huellas dactilares y ADN.

Hong Kong ha destinado todos sus recursos: expertos forenses, la Oficina contra el Crimen Organizado y las Triadas, el Bureau de Identificación y otras unidades policiales no identificadas. "Miles de objetos han sido recogidos del complejo del Legco, incluidos cascos, máscaras y barras de hierro en los dos últimos días", ha desvelado una fuente policial al diario local South China Morning Post. Las "docenas" de asaltantes ya identificados serán arrestados en "un futuro próximo" después de recabar la asesoría del Ministerio de Justicia, ha añadido la misma fuente.

Centenares de jóvenes asediaron el Parlamento el lunes y entraron tras embestir durante horas las puertas acristaladas con carritos de compra y barras de hierro. Una vez dentro empezó el pillaje y el vandalismo. Las autoridades permitieron anoche que la prensa, entre ella EL PERIÓDICO, inspeccionara los estragos. Los mensajes en las paredes defienden que Hong Kong no es China, recuerdan la persecución contra la etnia uigur y exigen la dimisión de Carrie Lam, la jefa ejecutiva.

Todos los retratos de los líderes de la isla, excepto los de la era colonial, están pintarrajeados. Destrozaron ordenadores y televisores, cortaron los cables de las salas de control y tiraron muebles y documentos en las oficinas, por hacer la lista corta. Las antigüedades y regalos recibidos de los gobiernos del mundo siguen indemnes porque algún joven colocó papeles en las vitrinas pidiendo que no se tocaran. La Cámara principal recibió el mayor castigo, especialmente los asientos de la bancada prochina. Sobre sus mesas se aprecia el polvo utilizado para sacar las huellas dactilares. Los vasos, botellines de agua y bandejas de comida están desperdigados por todas las instalaciones. Es una orgía para la policía científica.

LUNES CONVULSO

Los agentes ya han practicado las primeras detenciones por aquel convulso lunes en el que se celebraba el aniversario del regreso de Hong Kong a China. Hay ya una docena de arrestados, entre 14 y 31 años, con cargos de tenencia de armas, reunión ilegal y asalto y obstrucción a la policía. Los detenidos se enfrentaron a la policía en el acto oficial del aniversario, presidido por Lam, a primera hora de la mañana. También hay un arrestado de 31 años por el asalto nocturno al Parlamento. Es el "pintor de Mong Kok" que se hizo célebre en la Revuelta de los Paraguas. "La policía llevará a todos los culpables ante la Justicia", ha anticipado un mando.

Otras ocho personas fueron detenidas el miércoles por desvelar en las redes sociales los nombres, teléfonos y domicilios de los agentes. Estos han recibido en los últimos días amenazas de todo tipo, ha desvelado la policía.

A muchos les espera un futuro sombrío. Las penas por disturbios acarrean hasta 10 años de prisión. Entre las reclamaciones de los estudiantes para detener la ola de protestas se incluye que se anule la calificación de "disturbios" a los indudables disturbios registrados semanas atrás cuando se iba a votar la ley de extradición. Lam se ha negado repetidamente y aclarado que ese negociado, en un Estado de derecho, corresponde a los tribunales. La toma violenta del Parlamento, de todas formas, no ayudará a sus pretensiones.

DEBATE ESTÉRIL

Detractores y defensores de los jóvenes siguen enfrascados en un debate estéril sobre las motivaciones de la pasividad policial durante el asalto al Parlamento. Los agentes parapetados dentro de las instalaciones asistieron a los embates contra las puertas y salieron momentos antes de que los jóvenes entraran. Los legisladores prodemocráticos repiten que las autoridades invitaron al saqueo para deslegitimar al movimiento y los jóvenes cayeron en la trampa.

La policía ha aclarado que rehusó el choque tras saber por las comunicaciones de los jóvenes que preparaban una resistencia violenta con barras de hierro y sustancias químicas inflamables y que algunos habían prometido luchar "hasta la muerte". A los agentes se les intuye algo perplejos: criticados por brutales cuando se enfrentan a los jóvenes con un ejercicio de la fuerza homologable a cualquier policía del mundo y criticados de nuevo cuando les evitan.

El ataque al parlamento es juzgado con benevolencia dentro y fuera de la isla. Los jóvenes los justifican como la única vía tras la pasividad del Gobierno ante sus demandas. "Hemos encadenado manifestaciones masivas y no nos han hecho caso. Ni siquiera nos escucharon después de que tres jóvenes se suicidaran. Asaltar un parlamento no es divertido, la gente tiene que analizar las causas", señala una estudiante que pide el anonimato.

CONDENA

Las reacciones británicas han elevado la tensión entre los dos Gobiernos que han regido la isla. Desde Londres se ha exigido el respeto a los derechos de los hongkoneses y se ha aludido al contexto previo. Fue apenas una malinterpretación, ha aclarado hoy el Secretario de Exteriores, Jeremy Hunt: "Dije que condeno, y también el Reino Unido condena, cualquier forma de violencia. La gente que apoyó a los manifestantes prodemocráticos deberían sentirse consternados por las escenas que vieron".

Pekín se siente comprensiblemente hastiada por tantas condenas de funambulista equilibrio y tanta comprensión hacia el pillaje. Su prensa nacional ha resumido la indignación. "Los ideólogos occidentales nunca dejan de esforzarse en ingeniar disturbios contra los gobiernos que no les agradan, incluso cuando sus acciones han causado miseria y caos en un país tras otro de Latinoamérica, África, Oriente Medio y Asia. Ahora intentan el mismo truco con China", señala hoy el matutino China Daily.