El primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, se ha salido con la suya después de años de batallar para que Israel fuera oficialmente el Estado-nación del pueblo judío. La Kneset (Parlamento israelí) ha aprobado este jueves, por 62 votos a favor y 55 en contra, de madrugada y tras un acalorado debate, la Ley Básica del Estado-Nación Judío.

La norma declara "la Tierra de Israel como la patria histórica del pueblo judío" y a Israel como "el Estado-nación del pueblo judío", en referencia a todos los judíos del mundo. Los palestinos de Israel, que son el 21% de la población, y el resto de comunidades no judías quedan excluidos, ya que el Estado no se define como de todos sus ciudadanos.

La ley, que tiene rango constitucional, afirma que el derecho a la autodeterminación es exclusivo del pueblo judío y establece que Jerusalén, "completa y unida" (la parte este está ocupada por Israel desde 1967 y fue luego anexionada), es la capital del Estado. Además, otorga estatus de idioma oficial solo al hebreo y, por tanto, despoja al árabe de esta condición y lo relega a "lengua con un estatus especial".

SÍMBOLOS NACIONALES

La legislación designa como símbolos nacionales la bandera de Israel, la menorá (candelabro judío), el himno (la Hatikva), el calendario hebreo, el Día de la Independencia y las fiestas judías. También indica que "el Estado ve el desarrollo de los asentamientos judíos como un valor nacional y actuará para alentar y promover su establecimiento y consolidación".

Este punto se refiere a la creación de comunidades judías en el Estado de Israel y en los territorios anexionados: Jerusalén este y los Altos del Golán. Cisjordania no queda incluida, al ser un territorio ocupado no anexionado, pero el espíritu de la nueva norma concuerda con el de la Ley de Asentamientos que considera a Cisjordania como un territorio contiguo por lo que respecta a la construcción de colonias.

CLÁUSULAS MODERADAS

El proyecto de ley votado por la Kneset es distinto al que Netanyahu y sus aliados habían tratado de aprobar en los últimos años. Varias de las cláusulas se moderaron para conseguir un apoyo más amplio.

A finales del 2014, el Gobierno de Netanyahu se desmoronó, en buena parte por el rechazo de sus socios de coalición, los entonces ministros de Justicia, Tzipi Livni, y de Finanzas, Yair Lapid, a la ley del Estado-nación judío. El resultado fue la convocatoria de elecciones anticipadas y la formación de un ejecutivo más derechista que ha permitido aprobar ahora la normativa.

Inicialmente, el proyecto de ley pretendía limitar las decisiones de los jueces del Tribunal Supremo, exigiéndoles que en sus sentencias predominara el carácter judío del estado por encima de su carácter democrático.

CAMPO DE BATALLA

La ley convirtió la Kneset en un campo de batalla verbal la pasada madrugada. Cuando el proyecto ha recibido la luz verde del Parlamento, Netanyahu, ha afirmado: "Este es un momento decisivo: viva el Estado de Israel". "122 años después de que (Theodor) Herzl (padre del sionismo) diera a conocer su visión, con esta ley determinamos el principio fundador de nuestra existencia. Israel es el estado nación del pueblo judío y respeta los derechos de todos sus ciudadanos", ha asegurado Netanyahu.

Al salir de la cámara, diputados de la Lista Conjunta árabe lo han increpado: "Habéis aprobado una ley de 'apartheid', una ley racista", han afirmado Ahmad Tibi y Aida Tuma-Suliman. "¿Por qué teméis a la lengua árabe?, ha preguntado Tibi. Netanyahu ha respondido, según testigos: "¿Cómo te atreves a hablar de esta manera sobre la única democracia de Oriente Próximo?"

El jefe de la oposición israelí, el laborista Isaac Herzog, ha señalado que "la cuestión es si la ley dañará o beneficiará a Israel. Espero que no dañemos el delicado equilibrio entre un estado judío y un estado democrático".

CRÍTICAS A LA LEY

El Comité Judío Americano (CJA) se ha mostrado "decepcionado" porque la norma porque "pone en riesgo el compromiso de los fundadores de Israel con la construcción de un país judío y democrático".

El secretario general del Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat, ha criticado duramente la ley, que según él es "peligrosa y racista por excelencia" y "legaliza oficialmente el 'apartheid'".

Por su parte, la ONG Adalah, que defiende los derechos de los palestinos de Israel, ha declarado que en la ley se dibuja "un régimen colonial con la imposición de una identidad constitucional basada en la supremacía étnica judía y el control judío (...) que niega la conexión de los nativos palestinos (ciudadanos y residentes) con su patria".