Viktor Orbán, el controvertido primer ministro húngaro, ha ganado tres elecciones legislativas seguidas en Hungría de la mano del Fidesz, y es ya, tras la alemana Angela Merkel, el segundo dirigente europeo que más años lleva al frente de un gobierno. Este hecho no le exime, sin embargo, de cumplir las reglas del Estado de derecho y los valores europeos y ayer la Eurocámara se lo dejó bien claro al imponerle el mayor correctivo político nunca impuesto a un dirigente europeo: una recomendación al Consejo para activar el artículo 7 del Tratado, que en última instancia puede terminar en la suspensión del derecho de voto de Hungría.

La decisión fue adoptada con una aplastante mayoría en el pleno del Parlamento Europeo: 448 votos a favor, 197 en contra y 48 abstenciones, por encima de la mayoría de dos tercios requerida. El pronunciamiento se produjo tan solo un día después de que el propio Orbán diera la batalla por perdida en Estrasburgo al considerarse sentenciado y acusar al pleno de «insultar» a Hungría y su honor, y abrir un «juicio político» para vengarse de los ciudadanos húngaros por decidir que «no quieren ser un país de inmigrantes».

PRECEDENTE / Nunca hasta ahora el Parlamento Europeo había dado semejante paso en su historia, que solo ha sido iniciado en una ocasión por la Comisión. Fue en diciembre del 2017, contra el Gobierno de Polonia por una reforma del sistema judicial que no garantiza, a juicio de Bruselas, la separación de poderes y el Estado de derecho. Un año después, este procedimiento sigue en la mesa del Consejo sin avanzar.

En esta ocasión, en cambio, fue el Europarlamento quien desencadenó el procedimiento tras el informe elaborado por la ecologista holandesa Judith Sargentini en el que enumera la larga lista de derechos y valores que se ven amenazados en Hungría: desde la libertad de prensa, hasta de religión, académica, asociación o los derechos de las minorías y los refugiados entre otros.

Si la recomendación salió adelante fue gracias sobre todo a la división en el seno del Partido Popular Europeo (PPE), formación a la que pertenece el Fidesz y que hasta ahora siempre había cerrado filas en torno a la figura del polémico Orbán. 116 de sus 218 eurodiputados votaron finalmente contra Hungría, 57 lo hicieron a favor y 28 se abstuvieron.

La mayoría de la delegación española del PPE (ocho diputados) optó, sin embargo, por la abstención aunque el jefe de la delegación, Esteban González Pons, decidió no participar en la votación, mientras que tres de sus miembros -Carlos Iturgaiz, Pilar Ayuso y Gabriel Mato- votaron en contra.