Ayer, un día antes de la celebración del festival de Eurovisión en Israel, certamen con un marcado carácter político, Alemania dio un espaldarazo al Estado judío con una moción en la que acusó al movimiento internacional BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones), crítico con Jerusalén, de actuar con métodos «antisemitas». Con este gesto no vinculante, el Bundestag se convierte en el primer Parlamento de Europa que señala a este grupo de activistas del que, dice, recuerda «a los tiempos más oscuros de nuestra historia». Fundada en 2005, esta campaña organizada por el Comité Nacional Palestino pide incrementar la presión política y económica sobre Israel para que ponga fin a décadas de violenta ocupación militar de tierras palestinas y de los Altos del Golán sirios, que viola el derecho internacional.

La decisión, aplaudida rápidamente desde Jerusalén, supone la retirada de todo apoyo o ayuda económica a proyectos en los que BDS esté involucrado, algo que puede afectar a oenegés que trabajan en la zona. El movimiento también exige el respeto a unos ciudadanos árabes israelís que, tras la designación del país como Estado judío, quedaron excluidos y discriminados, una situación que comparan con el apartheid sudafricano.

Un grupo de hasta 60 académicos israelís firmaron una carta abierta en la que alertan del peligro que supone «etiquetar de antisemitas a los que apoyan los derechos humanos de los palestinos». La carta critica duramente la decisión de Berlín y señala que la criminalización del BDS responde a una estrategia del Ejecutivo de Binyamin Netanyahu de silenciar la solidaridad internacional con Palestina.

La moción fue aprobada ayer con los votos de los conservadores de la cancillera Angela Merkel (CDU), los socialdemócratas (SPD), los liberales (FDP) y parte de Los Verdes. Algunos diputados se quejaron de que la moción no diferencia lo suficiente el supuesto antisemitismo con la crítica legítima al Gobierno israelí.

UN ESTADO PALESTINO / Únicamente la formación izquierdista Die Linke se opuso a la criminalización del BDS y aunque aseguró estar en contra del movimiento, reclamó respeto a la libertad de opinión y, al Gobierno alemán, trabajar por una solución pacífica al eterno conflicto que incluya la creación de un Estado palestino. Por su parte, la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), acusada de coquetear con grupúsculos supremacistas y neonazis, se abstuvo en la votación y presentó otra moción a parte en la que pedía la prohibición total de los activistas de este grupo. Según el informe anual del Gobierno, hasta un 90% de los 1.800 casos de violencia antisemita producidos en el país en el 2018 fueron perpetrados por gente de extrema derecha.