La realidad no tiene escapatoria: el coronavirus ha contagiado a más de 8,8 millones de personas en Estados Unidos, ha dejado más de 227.000 muertos y sigue golpeando al país. En las dos últimas semanas ha habido un 39% de aumento de nuevos casos y solo este miércoles se registraron casi 80.000 y 1.025 muertes según los datos del Covid Tracking Project. Si se escucha a Donald Trump en Twitter o en los mítines de su frenética actividad en la recta final de la campaña, no obstante, el mensaje que se escucha es que el país está dejando atrás lo peor.

Esa afirmación no tiene base científica. No es, desde luego, lo que dicen expertos sanitarios como el doctor Anthony Fauci, que este miércoles reconocía que la normalidad puede no regresar hasta 2022. Tampoco es lo que están viendo las bolsas, ese oráculo que en tiempos de vacas gordas a Trump le gusta citar como señal de sus triunfos pero que ha desaparecido de su discurso en días como este miércoles, cuando movidos por los miedos a la pandemia los mercados estadounidenses continuaron caídas que apuntan a que cerrarán su peor semana desde marzo.

A cinco días de las elecciones presidenciales en las que busca la reelección frente a Joe Biden, siete puntos y medio por detrás en las encuestas nacionales y aunque en menor medida también en estados bisagra clave, Trump sigue enfrascado en su mundo alternativo sobre la crisis.

DOS VISIONES

Este miércoles lo ha proyectado primero desde Twitter, donde ha escrito que la conversación sobre la pandemia es un artificio de los medios (a los que ha vuelto a denostar como noticias falsas) y ha sugerido que dejarán de hablar de ello el 4 de noviembre, un día después de las elecciones.

Luego lo ha repetido en dos mítines masivos en Arizona, un estado tradicionalmente republicano donde Biden va 2,2 puntos por delante en los sondeos y donde este miércoles también ha ofrecido mítines la aspirante a vicepresidenta demócrata Kamala Harris (en su caso en actos, como todos los de la campaña demócrata, pequeños para garantizar la prevención de contagios).

Mientras Trump aparecía en un escenario con Nigel Farage, o usaba el contagio de su hijo Barron para minimizar la gravedad de covid-19 (todo lo que necesitó fue un kleenex, ha dicho), Biden ofrecía un discurso mucho más sobrio y realista sobre la pandemia en Wilmington (Delaware). Incluso si gano va a hacer falta mucho trabajo duro para acabar con esta pandemia, ha dicho el exvicepresidente, que ha calificado la actitud de Trump de insultante hacia las familias estadounidenses que están sufriendo.

Biden criticó también a Trump aprovechando que la víspera cientos de personas que acudieron al mitin del presidente en Omaha (Nebraska), incluyendo ancianos y niños, quedaron expuestas a gélidas temperaturas durante horas por un problema con los autobuses de la campaña. Varios acabaron en el hospital y es una imagen que captura toda la forma en que Trump se enfrenta a esta crisis, dijo Biden. Se hace la foto y se va. Deja a todo el mundo sufriendo las consecuencias de su fracaso de hacer un plan responsable. Parece que no le importa mucho.

EL MAPA ELECTORAL, EN LA AGENDA DE VIAJES

El viaje de Trump y Harris a Arizona confirma la ajustada lucha por el estado, uno de los que pueden ser escenario de un giro histórico. Otro de ellos es Texas, que el prestigioso Cook Political Report ha reclasificado este miércoles, sacándolo de la lista de los tendentes al republicanos y dejándolo en el de disputados. Y es a Texas donde viaja el viernes Harris.

Otras paradas de los candidatos en la agenda de los próximos días recuerdan dónde se centra la pelea. Trump vuelve este jueves a Carolina del Norte pero antes ofrecerá un mitin en (Tampa) Florida. Es la misma ciudad donde Biden ofrece uno de sus dos mitines en el estado este jueves.

La campaña del demócrata ha anunciado también que el sábado el candidato participará con el expresidente Barack Obama en un mitin en Michigan, la primera aparición conjunta de los dos en persona. La última encuesta de 'The New York Times0 coloca allí a Biden con ocho puntos de ventaja.

CASI 76 MILLONES DE VOTOS YA EMITIDOS

Ya casi 76 millones de personas han votado en las elecciones de EEUU mediante voto anticipado o por correo, una cifra que representa el 55% de los votos totales emitidos en 2016 según los datos del US Elections project. Los números ponen a EEUU en camino de alcanzar cifras de participación que no se han visto en un siglo en el país.

Los demócratas, por otra parte, consiguieron el miércoles dos importantes victorias en el Tribunal Supremo. Este, pese al voto en contra de tres jueces conservadores, rechazó intentos republicanos de limitar los días dados de margen en Carolina del Norte y Pensilvania para recibir votos por correo. Los dos estados tendrán, así, tres días para aceptar papeletas siempre que no tengan un matasellos posterior al día 3.

La flamante jueza conservadora Amy Coney Barrett no participó en los casos y explicó a través de un portavoz que no lo hizo porque requerían respuesta urgente y no había teniendo tiempo de estudiarlos.