La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) teme que el plan de Donald Trump para la zona transforme en «permanente» la «ocupación temporal» de los territorios palestinos por parte de Israel. Así se ha expresado el secretario general de la OLP, Saeb Erekat, en declaraciones a la agencia France Presse.

Según los términos del acuerdo provisional de Oslo II, de septiembre de 1995, Cisjordania se dividió en tres zonas: A, bajo control civil y de seguridad palestino; B, bajo control civil palestino y de seguridad israelí; y C, bajo control civil y de seguridad israelí. Este acuerdo provisional debía de concluir en 1999, pero desde entonces ha sido renovado tácitamente por las dos partes.

Si los temores de la OLP se cumplen, Erekat anunció ayer que se plantearán retirarse de los acuerdos de Oslo. Por su parte, Ismail Haniya, líder de Hamás, ha considerado que el plan de EEUU «no se aprobará» y ha advertido de que de hacerlo podría conducir a los palestinos a una «nueva fase» de su lucha. Asimismo, Haniya ha llamado a las otras «facciones palestinas» a una reunion de urgencia en El Cairo para coordinar su respuesta al proyecto de la Casa Blanca. La reacción palestina tiene lugar dos días antes de que mañana Trump haga público su plan de paz, calificado de «histórico» por Israel.

Hoy, el presidente de EEUU se reunirá en la Casa Blanca con el primer ministro en funciones israelí, Binyamin Netanyahu, y su principal líder opositor, Benny Gantz, para trasladarles los detalles del acuerdo. Netanyahu y Gantz se medirán el próximo mes de marzo en las urnas en las terceras elecciones que celebra Israel en menos de un año debido a la incapacidad del primero de formar gobierno.

El Ejército israelí comenzó a refozar ayer la presencia de sus efectivos en la Cisjordania ocupada como medida preventiva ante el anuncio del acuerdo entre Israel y los palestinos. También reforzarán los asentamientos judíos en territorios ocupados.

El pasado 22 de junio, el consejero de la Casa Blanca y yerno de Trump, Jared Kushner, reveló la parte económica del plan de paz, que incluía 28.000 millones de dólares para Gaza y Cisjordania. Los palestinos ya rechazaron entonces el acuerdo al considerar que busca presionarlos para que acepten las condiciones generales de un plan que, a su juicio, solo beneficiará a Israel.