La Alianza Atlántica lleva meses (sin éxito alguno) urgiendo a Rusia a que cumpla con el Tratado para la eliminación de armas nucleares de medio y corto alcance (INF en sus siglas inglés) que firmó con Estados Unidos y que durante más tres décadas ha sido la piedra angular del control de armas. A poco más de un mes de que expire el plazo dado por Washington, el 2 de agosto, los ministros de defensa han acordado este miércoles una batería de medidas con las que responderán si el Gobierno de Vladimir Putin no da un giro y destruye de forma verificable sus misiles SSC-8.

Los ministros han confirmado que no tenemos intención de desplegar nuevos misiles terrestres en Europa y no imitaremos lo que hace Rusia pero debemos mantener una defensa creíble y disuasoria y por eso consideraremos una serie de medidas potenciales, ha anunciado el secretario general de la Alianza, Jens Stoltentenberg, al término de la primera jornada de la reunión ministerial de defensa que se celebra en Bruselas y a la que ha asistido también la ministra española, Margarita Robles.

Entre esas potenciales medidas de respuesta, el político noruego ha mencionado nuevos ejercicios militares y otras medidas de vigilancia, reconocimiento e intercambio de inteligencia entre los 29 países aliados. Solo se aplicarán si Rusia no cumple. El 2 de agosto no habrá más acuerdo a menos que cumplan de forma verificable, ha insistido.

AMENAZA A LA SEGURIDAD

Y es que, la situación sostienen en la OTAN no puede continuar indefinidamente. No puede ser que Estados Unidos respete el tratado y que Rusia siga vulnerándolo porque es una amenaza para nuestra seguridad, ha avisado acusando a Rusia de seguir produciendo y desplegando nuevos misiles. En algún momento tenemos que dejar claro que un acuerdo de control de armas no sirve si solo una de las partes lo cumple, ha añadido en referencia al pacto que firmaron Estados Unidos y Rusia hace más de tres décadas.

Las señales que llegan del Kremlin no indican, sin embargo, un posible cambio de postura de Rusia pero el bando aliado insiste en que hay tiempo para que asuman su responsabilidad, aprovechen la ventana de oportunidad de cinco semanas y salven el tratado. Es posible salvarlo, ha insistido Stoltenberg. La primera ocasión para medir las posibilidades reales tendrá lugar la próxima semana con la celebración un Consejo OTAN-Rusia en Bruselas.