El director de Proactiva Open Arms, Òscar Camps, aseguró ayer que la incautación preventiva del barco con que rescataban migrantes solo demuestra «un cambio radical de estrategia en la frontera marítima del sur de Europa» y acusó a Italia de favorecer las «devoluciones en caliente».

En una rueda de prensa celebrada en el puerto de Badalona (Barcelona), Camps dijo que con la nueva operación de Frontex en el Mediterráneo, llamada Themis, lo que está haciendo Italia es «transferir a Libia la responsabilidad de rescatar a los migrantes en el mar», lo que significa «rechazarlos de facto».

El director de la oenegé aseguró que en la última misión de rescate, en la que desembarcaron 216 migrantes en Italia y tras la que fue incautado su buque insignia, las autoridades italianas transfirieron a los guardacostas libios la coordinación del rescate, una situación que «no había sucedido nunca antes».

Camps resaltó que en el puerto de Trípoli (Libia) se encuentra amarrado el buque Capri de la marina de guerra italiana, desde donde se coordinan los guardacostas libios, y añadió que el apoyo de Italia a las patrullas libias es una situación que no es «ni formal ni ética», pues Libia «no es un país seguro».

Uno de los abogados de la ONG, Eduard Aguayo, recordó que el juez instructor de Catania (Italia) desestimó este martes la acusación de delito de organización criminal y ahora la fiscalía de Ragusa (Italia) deberá volver a examinar el caso, esta vez solo bajo la presunción de un delito de ayuda a la inmigración ilegal.

El fiscal dispone de 20 días para decidir si mantiene la inmovilización del barco y para presentar una nueva querella contra la jefa de misión, Anabel Montes, y el capitán del buque, Mark Reig, sobre quienes podrían caer penas de hasta 3 años de prisión y una sanción de 15.000 euros por cada migrante desembarcado. Los tripulantes han decidido permanecer en Italia, para colaborar con la justicia, aunque tienen libertad de movimiento.