De vuelta ya, con 70 años, no se calla donde la mayoría asiente: "Occidente protege a sus niños pero sus multinacionales abaratan su producción en el tercer mundo con mano de obra infantil". El que habla es Ehsan Ullah Khan, activista paquistaní que ha entregado su vida a la lucha contra la esclavitud laboral, en general, y la que afecta a los niños, en particular. Afirmaciones como la anterior explican que viva desde hace 20 años exiliado en Suecia, sin poder entrar en Pakistán, donde está condenado a muerte por hacer propaganda negativa contra su país en sus denuncias de la esclavitud infantil.

-Usted usa constantemente el término esclavitud. ¿Existe la esclavitud en nuestros días? Sí y es incluso más importante que antes. Antes solo existía en algunos lugares pero ahora se extiende a todo el mundo y afecta a niños, mujeres y hombres. La esclavitud infantil es mucho más importante que antes, crece cada vez más. Actualmente, ningún país está libre de la esclavitud global; incluido EEUU, donde las personas procedentes de Latinoamérica trabajan como esclavos en la agricultura. La esclavitud se ha vuelto más sistemática y se aprovecha de países como Pakistán, China, India, Bangladesh, Nepal, Afganistán, Irán, Egipto... donde no hay un sistema democrático y no tenemos una economía fuerte.

-¿Cuántas personas hay en el mundo en esta situación que usted califica de esclavitud? No se sabe a ciencia cierta. Es muy difícil de saber, de hecho, no se sabe. Las distintas instituciones, entre ellas Naciones Unidas, barajan distintas cifras. Las más conservadoras, tirando a la baja, hablan de 269 millones de personas esclavizadas, de las que 27 son niños.

-¿Quién esclaviza a estas personas? La esclavitud global está controlada por las compañías transnacionales como Nestlé, Coca Cola, Apple, Inditex... Todas estas grandes compañías se benefician del trabajo infantil, de la esclavitud infantil en países de Asia, produciendo muy barato. Occidente protege a sus niños pero sus multinacionales abaratan su producción en el tercer mundo con mano de obra infantil.

-Los Gobiernos, especialmente los de los países occidentales, se muestran totalmente ineficaces a la hora de poner coto a la situación. Solo los Gobiernos occidentales pueden luchar contra la explotación laboral pero no lo están haciendo. En España, como en otros países europeos, existe una preocupación por las condiciones de los trabajadores internos pero ninguna cuando una empresa sale a producir al extranjero. Son multinacionales que no tiene fábricas propias en el país y se nutren de hasta 200 proveedores en países pobres que producen en condiciones de esclavitud laboral de hombres, mujeres y niños.

-¿A qué atribuye la ineficacia institucional? Porque todo el mundo se beneficia de esta dinámica. Todo el sistema se beneficia.

-No parece haber una solución fácil. La solución es muy fácil. Como si se tratara de droga, deben considerarse ilegales los productos fabricados en condiciones de esclavitud laboral. Se debe abordar el tema como si se tratara de un crimen. Los consumidores, que son muy poderosos porque tienen la última palabra, no comprar productos textiles ni de ningún otro tipo fabricado en esas condiciones. Debería imponerse cada vez más la opción del comercio justo; consumir solo aquellos productos que tengan certificación de haber sido producidos en condiciones laborales dignas.

-¿No ha perdido la esperanza todavía? No, todavía tengo esperanza, después de 40 años. Tengo una esperanza fuerte y trabajo cada día para concienciar a Gobiernos y sociedades.