La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, anunció la creación de una comisión real de investigación para analizar el papel de los cuerpos de seguridad ante el atentado supremacista del 15 de marzo contra dos mezquitas en la ciudad de Christchurch, que se saldó con 50 muertos.

"Mientras los neozelandeses y las comunidades musulmanas de todo el mundo guardan luto y muestran su compasión, también se preguntan con toda la razón del mundo cómo fue posible que ese atentado terrorista ocurriera aquí," declaró Ardern en una rueda de prensa.

La investigación se centrará en lo que se pudo o debió hacer para prevenir el ataque, así como en el sospechoso y sus actividades antes del atentado, tal y como señaló Ardern al referirse al australiano Brenton Tarrant, que retransmitió en redes sociales la matanza durante 17 minutos y publicó un manifiesto supremacista.

La comisión también investigará la actuación del Servicio de Inteligencia y Seguridad de Nueva Zelanda (NZSIS, por sus siglas en inglés), la Oficina Gubernamental de Seguridad en las Comunicaciones, la Policía, Aduanas, Inmigración y cualquier departamento relevante del Gobierno, agregó la primera ministra.

La comisión real de investigación, que normalmente se reserva para los asuntos más graves de importancia pública, ha sido puesta en marcha en medio de las duras críticas a los cuerpos de seguridad y de inteligencia por haber soslayado las actividades de personas y agrupaciones de extrema derecha.

El papel de las redes sociales

Ardern, que anunció el fin de semana que el 29 de marzo se organizará un acto público para rendir tributo a las víctimas de la matanza, adelantó que se reunirá con el representante de Microsoft, Brad Smith, para abordar el papel de las redes sociales, debido a la retransmisión en directo del vídeo del atentado.

El ataque islamófobo en Nueva Zelanda ha obligado a los cuerpos de inteligencia y seguridad a replantearse la vigilancia de personas y grupos de extrema derecha. Dado que "hay muchas preguntas que deben ser respondidas (...) la lección que se desprende es que ningún país es inmune a un ataque de la extrema derecha", dijo la semana pasada a Efe el experto en leyes de la Universidad de Waikato, Al Gillespie.

El presunto terrorista, Brenton Tarrant, no tenía antecedentes penales ni causaba problemas a sus vecinos de Dunedin, localidad situada a unos 400 kilómetros al sur de Christchurch, en la que residía desde su llegada al país hace dos años.