Final feliz para la niña que jugaba a contar bombas en Siria. La pequeña Salwa, a quien su padre hacía reir mientras la aviación rusa bombardeaba sus casas, ha llegado a Turquía con su familia dispuestos a comenzar una nueva vida en paz.

La historia saltó a la luz cuando el padre, informático, explicó en Twitter que distraía a su hija de los bombardeos haciéndola creer que se trataba de un juego con el que ir sumando puntos.

La estrategia estaba inspirada en la película 'La vida es bella', de Roberto Bergnini, en la que un padre simulaba ante su hijo que el campo de concentración al que habían ido a parar era de mentira y que todo era un juego para ganar un tanque. Miles de personas vieron las risas de la pequeña Salwa contando bombas, a quien su padre quiso hacer creer que eran petardos para que no sufriera los ataques de pánico que vivía en un principio.

La familia ha logrado cruzar la frontera y viajar a Turquía, donde esperan al menos poder ver crecer a sus hijos, informa la Comisión Española de Ayuda al Refugiado.