Más de 84 millones de nigerianos están llamados hoy a las urnas para elegir al nuevo presidente del país más poblado de África. Los dos aspirantes favoritos tienen más de 70 años y son parte de un establishment que mantiene al 60% de los nigerianos en la pobreza pese a disponer de una de las reservas de petróleo más grandes del mundo.

Las encuestas las lidera por poco margen el actual presidente, Muha-mmadu Buhari, del Congreso de Todos los Progresistas (APC). El mandatario hizo historia en el 2015 al convertirse en el primer jefe de la oposición en llegar al poder por las urnas desde la independencia de Nigeria en 1960. Buhari tiene el rango de mayor general del Ejército y ya gobernó entre 1983 y 1985 al mando de una junta militar golpista. Al asumir su segunda presidencia hace cuatro años, Buhari se comprometió a actuar con mano dura contra la corrupción, a acabar con los yihadistas de Boko Haram y a revivir la economía. Pero termina el mandato sin avances consolidados en ninguna de esas materias.

Su rival es Atiku Abubakar, del Partido Democrático del Pueblo (PDP), que fue vicepresidente del país entre 1999 y el 2007, y ha sido investigado por supuestos desvíos de fondos públicos en el pasado. Abubakar es propietario, entre otros negocios, de una empresa de logística portuaria y una universidad privada, y aboga por políticas que favorezcan a los empresarios. Entre sus planes está privatizar una empresa estatal de petróleos que el analista Adekeye Adebajo califica de «tremendamente corrupta».