En el mundo hay cerca de 22.000 casos conocidos de personas condenadas a muerte, según datos de Amnistía Internacional que aparecen en su informe anual sobre la pena capital. El documento, un estudio sobre el 2017, afirma que durante el año pasado se llevaron a cabo, como mínimo, 993 ejecuciones en 23 países, una cifra inferior en un 4% a la registrada en el 2016 y un 39% menor a la contabilizada en el 2015. La tendencia es, pues, positiva, según la organización de defensa de los derechos humanos que, advierte, sin embargo, que "la campaña contra la pena capital sigue siendo esencial".

Los países que encabezan el número de ejecuciones son China, Irán, Arabia Saudí, Irak y Pakistán. A pesar de que el Gobierno de Pekín no revela cifras, ya que están clasificadas como "secreto de Estado", AI coloca al gigante asiático en el primer puesto de país ejecutor de la pena capital, "una práctica terrible de homicidios sancionados por los Estados", según palabra de Salil Shetty, secretario general de AI.

El informe destaca condenas o ejecuciones por motivos que contravienen el derecho internacional, como los relacionadas con las drogas "Sigue siendo preocupante que en ciertos países se recorra a la pena de muerte por delitos de drogas", ha dicho Shetty. En el 2017 lo hicieron 15 países y los que acabaron aplicando la condena fueron Arabia Saudí, China, Irán y Singapur. "A pesar de los avances en la abolición de esta pena aberrante, todavía quedan unos cuantos líderes que prefieren recorrer a la pena capital como 'solución rápida' en vez de abordar el problema desde la raíz con políticas humanas y de base empírica", ha señalado Shetty. "Los líderes fuertes ejecutan política, no personas", ha añadido.

Aspectos preocupantes

Otro de los aspectos preocupantes, destaca al informe, son las sentencias o ejecuciones a personas que cometieron el delito cuando eran menores de edad -cinco aplicaciones de penas en Irán el año pasado-, o las que se llevan a cabo contra presos con discapacidad mental o intelectual. Aquí el informe menciona a Estados Unidos, Japón, Maldivas, Pakistán y Singapur. No se olvida el informe de recordar los casos de reos condenados a muerte después de haber "confesado" delitos bajo tortura. En el caso de Irán e Irak, las "confesiones" fueron retransmitidas en directo por televisión.

AI contempla con esperanza la tendencia a la baja de ejecuciones y condenas a muerte que se han registrado durante el 2017 en África subsahariana. "El liderazgo de los países de esta región permite concebir otra vez la esperanza que la abolición de la forma más extrema de castigo cruel, inhuman y degradante esté a nuestro alcance", ha subrayado el secretario general de AI. "La pena de muerte es un síntoma de una cultura de violencia, no es la solución", ha advertido.