La jueza progresista del Tribunal Supremo de EEUU Ruth Bader Ginsburg ha muerto a los 87 años de edad por "complicaciones" debidas al cáncer de páncreas que sufría, informó este viernes la corte en un comunicado.

Ruth Bader nació en Brooklyn, en una familia de emigrantes judíos, y a los 23 años decidió entrar a la Escuela de Leyes de la Universidad de Harvard, donde solo estudiaban nueve mujeres entre 500 alumnos. En medio de profesores que la acusaban de quitarles un puesto a los hombres, consiguió graduarse con honores.

No obstante, su camino laboral estuvo lleno de obstáculos. No logró que las firmas de abogados la contrataran, pues no acostumbraban a trabajar con mujeres. Sin embargo, pudo entrar a la academia, en donde desarrolló una cátedra sobre el género y el derecho.

La defensa por la igualdad de género le dio fama y en los años setenta, la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles la contrató para trabajar por los derechos de las mujeres. Logró llevar hasta la Corte Suprema demandas de mujeres que, en ese momento, eran imposibles de defender y ganar.

'Caso Frontiero'

En el 'caso Frontiero', por ejemplo, consiguió que el Ejército le reconociera a una sargento y a su esposo la misma ayuda económica que les daba a los sargentos hombres.

En el caso Wiesenfeld, hizo que por primera vez la Seguridad Social le garantizara una ayuda económica a un joven viudo que quedó con un bebé, pues antes estos subsidios solo beneficiaban a las mujeres.

La fama de Ruth Bader creció en 1993, cuando Bill Clinton la nominó para un puesto en la Corte Suprema de Justicia, con lo que se convirtió en la segunda mujer en llegar a esa instancia. Allá comenzó a destacarse por sus posiciones progresistas, que agudizó en el momento que la corte viró hacia la derecha.

Tampoco no es ningún misterio los ataques de Donald Trump hacia Bader. El mandatario había expresado su deseo de cambiarla.