El expresidente de Egipto Mohamed Mursi, que gobernó el país entre 2012 y 2013 antes de ser derrocado por el Ejército en un golpe de Estado no sangriento, falleció este lunes a los 67 años durante una sesión de un juicio contra él por espionaje, según informó la televisión estatal egipcia.

La emisora publica no ofreció más detalles sobre las causas de la muerte del exmandatario islamista, que llevaba preso desde el 3 de julio de 2013 y fue sometido a múltiples juicios en este tiempo.

El primer presidente egipcio elegido democráticamente estuvo solo un año en el poder. Mohamed Mursi, nacido en El Adwah, en el delta del Nilo, en 1951, venció en una reñida segunda vuelta de las elecciones presidenciales de junio del 2012. Su rival era Ahmed Shafiq, exprimer ministro del presidente Hosni Mubarak, derrocado por la revolución del 2011.

Mursi, que pertenecía a los Hermanos Musulmanes y presidía su formación, el Partido Libertad y Justicia (PLJ), aglutinó el voto islamista y el de muchos que temían la victoria de una figura del antiguo régimen. Cuando llegó al poder, abandonó la Hermandad y el PLJ y aseguró ser «el presidente de todos los egipcios».

La candidatura de Mursi -poco carismático, pero buen orador- no estaba prevista, pero llegó a las presidenciales porque el que iba a ser candidato de la Hermandad, Jairat al Shater, fue descalificado.

Mursi pasó gran parte de su vida en Estados Unidos, donde nacieron sus hijos. Allí se doctoró en la Universidad de Southern California y trabajó como profesor. Esa experiencia es la que le llevo a presentarse a las elecciones egipcias para cambiar el país mantiendo sus raíces desde una óptica culta y tolerante que exigía buena parte de la población y la comunidad internacional.