Los rostros de más de 6.000 mujeres decoran las paredes del espacio de la organización Womens Empowerment (Empoderamiento de las Mujeres) de Sacramento. Sus sonrisas triunfantes han dejado atrás la vida en las calles de California. Lejos del glamur de las películas de Hollywood, el estado dorado es la región más pobre de Estados Unidos después de Washington D.C. Con una tasa de pobreza del 18,2%, uno de cada seis californianos se ven afectados por un precio de la vivienda al alza que le hace concentrar niveles alarmantes de sintecho.

Pese a ser la quinta economía del mundo, por delante del Reino Unido, la desigualdad en el estado de California crece a la par que su riqueza mientras las cifras de pobreza en EEUU no paran de bajar. Y esta miseria se refleja en las calles. "Más de medio millón de personas no tiene un techo bajo el que dormir en todo el país, pero el 47% de ellas se concentran en California", explica Jennifer L. Rich del Consejo Interagencial de EEUU sobre la falta de vivienda. El estado ultrademócrata de 40 millones de habitantes se ve desbordado por un problema sin precedentes.

Casi dos millones más de californianos vivirían en la pobreza si no fuera por los programas de asistencia económica que ya existen proveídos por el Gobierno estatal, añade la directora de investigación del Instituto de Políticas Públicas de California (IPPC), Sarah Bohn. Aunque la economía estadounidense sigue al alza y las cifras de desempleo bajan hasta mínimos históricos, los recortes del Gobierno federal a los programas de vivienda asequible inmovilizan al estado dorado.

Muchas de estas personas en riesgo de pobreza trabajan pero se ven forzados a dedicar más del 50% de su salario a pagar por sus casas, dice la directora de políticas del IPPC, Caroline Danielson. La perversidad del sistema perpetúa el problema. En algunas partes del estado, el alto costo de vida puede significar que las familias ganan demasiado para ser elegibles para recibir asistencia del estado, pero no lo suficiente como para llegar a fin de mes, añade Tess Thorman, investigadora asociada del IPPC.

Así, las calles de San Francisco y Los Ángeles presentan un paisaje completamente distinto al de las guías de viaje. Las 130.000 personas sin hogar que viven en California -seguidas de lejos por las 92.000 del estado de Nueva York- se concentran en las grandes urbes donde la vivienda es más cara y los salarios no crecen. En la cuna de Hollywood se habla de la crisis de los sintecho con más de 1.000 muertes en lo que va de año solo en la ciudad de Los Ángeles.

TRUMP EN CONTRADICCIÓN

Lo que le están haciendo a nuestra hermosa California es una desgracia para nuestro país, es una pena", criticaba Donald Trump durante un mitin. El presidente de EEUU visitó el estado dorado el mes pasado preocupado por la situación. Desde la Casa Blanca, Trump señaló la necesidad de desregular las reglas de construcción con el objetivo de crear nuevas viviendas. A su vez, el mandatario sembró la polémica con un informe que también defendía el uso de la fuerza para solventar la crisis en California. Cuando se combina con servicios efectivos, la vigilancia policial puede ser una herramienta importante para ayudar a sacar a las personas de la calle y refugiarse en viviendas, decía.

La contradicción persigue a Trump. Amenaza, por un lado, con castigar a San Francisco por la crisis del sin techo que la afecta. Rechaza, por otro, la solicitud del gobernador de California, Gavin Newsom, para proporcionar vales de vivienda que ayuden a combatir la problemática. Para Trump el foco del problema parece ser otro. Cuando tenemos líderes del mundo que vienen a ver al presidente de los EEUU, y están viajando por una carretera, no pueden estar mirando eso, se justificaba en referencia a la acumulación de personas sin hogar en los barrios más famosos de estas grandes ciudades.

EN CAMPAÑA

Los gobernantes californianos dudan de la intención del presidente, ya que no sería la primera vez que usa la crisis para criticar este bastión del Partido Demócrata. Si Trump está dispuesto a aportar soluciones serias, con una inversión real sobre la mesa, California está lista para hablar, respondía Newsom en un comunicado donde criticaba la reducción de la atención médica para los estadounidenses de bajos ingresos y la limitación del acceso a los beneficios del Gobierno para los inmigrantes impuestos por la Administración republicana.

Precisamente durante esta semana Newsom ha aprobado un conjunto de leyes para resolver la crisis de la vivienda a partir de la limitación por ley de las subidas de los alquileres y un conjunto de medidas que protejan a los inquilinos de los desahucios. En plena campaña para las presidenciales del 2020, los candidatos del Partido Demócrata también han visitado el foco del problema para defender sus programas de vivienda asequible.

Construir más casas para que baje el precio de la vivienda es un plan a medio plazo pero también es importante una política educativa que amplíe el nivel educativo de nuestra población sin ahogarles en deudas, defiende Danielson. Las familias californianas necesitan mayores recursos y su consecución es una responsabilidad compartida. La combinación de políticas y programas estatales y federales continuará siendo importante para reducir la pobreza en California, concluye Thorman. Con un techo seguro sobre sus cabezas, se llenarían las paredes de los centros sociales con fotografías de mujeres y hombres con una vida nueva mientras las calles californianas se vaciarán de miseria.